Monthly Archives: abril 2021

Los Cabos. El otro lado del spring break.

Un destino de lujo para el spring breaker.

Cabo San Lucas es casi el hábitat natural de toda la fauna spring breaker gringa. Pasó de ser un campo pesquero de 4 mil habitantes, enclavado en el extremo austral de Baja California Sur a inicios de 1980, a una caótica ciudad turística que actualmente tiene más de 200 mil habitantes, la mayoría venidos del interior de la República en busca de oportunidades laborales en la industria del turismo de clase mundial.

Es notoria la diferencia entre el tipo de turistas que visitan Cabo San Lucas y San José del Cabo, las dos principales ciudades del municipio de Los Cabos. Ambas están unidas por un corredor turístico de 35 kilómetros en el que se pueden encontrar decenas de hermosas playas y muchos de los complejos hoteleros más exclusivos de América Latina, en donde se tiene la tarifa hotelera más alta del país, que supera fácilmente los 400 dólares.

Mientras en San José del Cabo el turista busca experiencias más ligadas al bienestar, el relajamiento y la contemplación, en Cabo San Lucas las cosas se ponen más frenéticas, con turistas buscando fiesta y alcohol por todos lados y a todas horas.

Tan solo en la temporada de spring break de este año, se tuvo una ocupación promedio de casi 45%, gracias al avance en los planes de vacunación contra Covid-19 en Estados Unidos, de donde procede el grueso del mercado turístico que se aloja en este destino. De hecho, más de 90 mil turistas registraron su visita durante las dos semanas de spring break, que dejaron una derrama económica promedio de 120 dólares por persona diariamente sin contar el hospedaje, que alcanzó el récord de 500 dólares por noche.

Sin duda son grandes cifras, que confirman el perfil de turismo de lujo que se da cita en este spot, y que al mismo tiempo crea un sinnúmero de oportunidades para que los miles de trabajadores que vienen de todo el país -e incluso del extranjero- se llenen los bolsillos con las generosas propinas que dejan los visitantes.

Pero ¿qué tantos desmadres hacen los spring breakers en cuanto arriban al destino? ¿Qué opinión tienen los habitantes locales sobre el comportamiento de esta fauna? ¿A costa de qué están dispuestos los trabajadores a llevarse esos dólares a la bolsa?

El otro lado del spring break en Los Cabos.

La temporada de spring break de este 2021 quedó invariablemente marcada por la emergencia sanitaria internacional por el coronavirus. Restaurantes, antros y todo tipo de clubes, en muchos casos, dejaron de guardar las medidas de sanidad, sin ofrecer gel antibacterial, permitiendo el acceso sin el uso de cubrebocas y sin llevar el control de temperatura de los asistentes.

Puede verse por las noches, cuando el centro de Cabo San Lucas se convierte en un hervidero de douchebags intentando entrar con prepotencia a cada club abierto en el corredor turístico. Aunque los prestadores de servicios turísticos habían anunciado la cancelación de las actividades de spring break para esta temporada, lo cierto es que eso no ocurrió.

Como hemos visto en películas, muchas universidades hacen sus fiestas en Los Cabos, es ya una tradición para miles de estudiantes que esperan el fin de cursos para vivir el festejo más épico de sus vidas. La barra del bar en llamas, mientras todos saltan al ritmo que marcan los dj’s más top de la temporada, e incluso a artistas que solo vienen a tocar a muchos de los clubes en Cabo San Lucas, como el Mandala, el Squid Roe o La Vaquita.

Evocando en su propia escala la célebre atmósfera de la Avenida Revolución, en Tijuana, podemos distinguir algo característico en el centro de San Lucas. Además de los bares y clubes famosos con la música a todo volumen y brillantes marquesinas y efectos láser, por todo el centro lo que más se alcanzan a ver son farmacias.

Podríamos preguntarnos por qué tanta farmacia, pero solo volteando hacia la esquina podemos ver a alguna chica spring breaker vomitando a la salida de algún club, y entender la necesidad de tener tantas farmacias cercanas a estos lugares de ocio y esparcimiento. Se requiere de potentes analgésicos, tafil, cialis, viagra, todo tipo de drogas de farmacia para que la noche de los spring breakers no se detenga por nada.

Para muchos de estos estudiantes que acuden en manada al spring break para liberarse de las restricciones legales o familiares que tienen en Estados Unidos, puede resultar una experiencia liberadora. Su primera gran borrachera, su primera relación sexual, el viaje soñado con el grupo de amigos, todos son escenarios posibles. Para algunos otros, será una experiencia terrible. Relaciones no consensuadas alimentadas por drogas y alcohol, embarazos no deseados, y la vergüenza de enfrentar las consecuencias de regreso a casa. 

Mientras el trabajador que se aplicó y se movió, llegará a casa con las bolsas cargadas de dólares, luego de, tal vez, sufrir la prepotencia de algunos clientes -o si corrió con suerte, hasta contar la clásica anécdota de “me ligué a una gringa”- con la idea en mente de salir de ese paraíso desértico donde cada hora que pasa hay menos agua potable, y en donde solo quien tiene el dinero suficiente para pagar puede disfrutar.

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¿Hasta dónde vamos con la legalización de la marihuana en México?

¿Hasta dónde va la legalización?

Miles han celebrado que el Senado mexicano haya aprobado en lo general y lo particular la regulación sobre el consumo personal, lúdico y medicinal de la marihuana; pero parece una celebración anticipada si no se ejerce presión para que esta legislación sea realmente una oportunidad revolucionaria e incluyente, que le ponga atención a todos los eslabones de la cadena.

Según el Senado, esta iniciativa tiene la intención de fomentar la paz y la seguridad de la sociedad, buscando que disminuya el mercado ilegal del cannabis psicoactivo, el crimen organizado, la corrupción y la violencia. 

El dictamen aprobado en el Senado como primera instancia pasó a la Cámara de Diputados para su armonización con los preceptos de la Ley General de Salud y el Código Penal Federal, partiendo de la expedición de la Ley General para la Regulación del Cannabis, misma que contempla la creación del Instituto Mexicano para la Regulación y Control del Cannabis, que al parecer ha quedado fuera de la ecuación tras la revisión en la Cámara baja.

Esto permitirá tener hasta ocho plantas de cannabis en casa para uso personal, y cualquier mayor de edad podrá portar hasta 28 gramos de weed entre sus pertenencias, pero que no se te ocurra traer un gramo de más, porque las sanciones podrían ir desde los 5,200 hasta más de 260 mil pesos.

Si bien no se podrá fumar en espacios públicos, el consumo doméstico estará permitido siempre y cuando sea sin la presencia de menores de edad. Incluso se ha pensado que en áreas designadas dentro de universidades también se pueda fumar. Vaya, hasta nos dejarán formar nuestro propio club de consumidores, con un máximo de 50 miembros. 

Solamente se podrá comprar en establecimientos específicos, mientras los medicamentos que se creen a partir del cannabis se podrán adquirir únicamente en las farmacias. Con la supresión del Instituto Mexicano para la Regulación y Control del Cannabis, al menos en el papel, la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) sería el organismo encargado de expedir las licencias correspondientes al cultivo, la producción y la venta.

Además, se contará con una regulación del empaquetado y etiquetado para su comercialización, vigilando que se cumpla un estandarizado genérico, hermético y resellable, evitando el uso de publicidad atractiva, limitándose a la información indispensable para el potencial cliente. La intención es que ningún menor de edad, viendo un empaque llamativo, se vea tentado a comprarla.

Los obstáculos en el panorama de la legalización.

De entrada, la discusión para la aprobación del dictamen que ya fue revisado por la Cámara de Diputados y que se regresó al Senado, tendrá lugar hasta el próximo periodo ordinario de sesiones; es decir, hasta el mes de septiembre.

Este plazo parece poco para replantear diversas inconsistencias respecto a lo aprobado en el Senado, como la criminalización de los consumidores. Además, existen otros obstáculos planteados por organizaciones en pro de la legalización y hasta empresarios, que están pendientes de que se desaten algunos de estos nudos que están impidiendo que se consolide una industria real, misma que podría llegar a facturar hasta unos 5 mil millones de pesos.

Con esta dilación en la discusión del dictamen, de acuerdo con expertos, se está frenando el potencial de México como un referente en la industria, misma que sigue avanzando en otros países que sí han atendido todos los aspectos de la legalización.

Se trata de pensar en el respeto a la pluralidad y la atención de las inequidades en el acceso a los beneficios que pudiera tener esta ley. Involucrar a todos los sectores que se verán afectados por estas nuevas legislaciones y abarcar otras áreas que no han sido contempladas.

Diversas asociaciones civiles han denunciado que los campesinos, una de las principales víctimas de la guerra contra las drogas, quedarían en desventaja, al no existir condiciones sobre la producción y las limitaciones para la obtención de semillas. De esta manera, las grandes trasnacionales y los intereses privados serían los únicos en cumplir los requisitos para explotar el cannabis.

Es una ley punitiva, que criminaliza a los consumidores, de acuerdo con el expresidente Vicente Fox, quien ha pedido poner atención al aspecto comercial y de generación de empleos que podría traer una mejor regulación en este aspecto. Se debe regular “para bien de la industria”, según él.

Tan solo basta pensar en el potencial del uso de la fibra de cáñamo de manera industrial, que ha demostrado ser más redituable que el algodón. Contrario al “oro blanco”, el cannabis no requiere de pesticidas químicos, tiene un ciclo de crecimiento rápido, produce más del doble de fibra y utiliza mucha menos agua. Este aspecto no ha sido del todo aclarado, ya que se sigue sin tener una distinción clara entre el cáñamo y la marihuana en la redacción del dictamen.

La mayoría hemos entendido y nos quedan claros los beneficios que podemos obtener de esta planta, incluso contra el Covid-19 de acuerdo con varias investigaciones. Más allá del uso personal, medicinal o industrial, el debate debe reparar en la moral y la ética de todo un país, que debe dar el siguiente paso con madurez y conciencia.

Lo cierto es que el mundo está mirando con atención cómo se está llevando a cabo este proceso en México. Se trata de uno de los principales productores de marihuana del mundo, y cuna de los cárteles del narcotráfico más poderosos. El resultado será simbólico para inclinar la balanza hacia una verdadera cultura cannábica o bien, hacia la vorágine de la gran industria.

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¿Por qué asociamos a las flores con el sexo?

La naturaleza sexual de las plantas y las flores.

Cuando pensamos en sexo, las imágenes se arremolinan en la mente tratando de cubrir una inmensidad de estímulos. Pero casi no pensamos en las plantas. Nos alimentamos de ellas y entendemos su importancia para que podamos existir, pero rara vez pensamos en su sexualidad.

Las plantas quizá son más sexuadas de lo que aparentan. Si nosotros como personas usamos los perfumes en los juegos previos de la atracción, e incluso la mercadotecnia hace alusión a esto constantemente, pocas veces tenemos en cuenta que estas fragancias vienen de las flores, por tanto, su función sexual está determinada.

En la naturaleza, las flores y los aceites esenciales son parte de la relación amor-odio con los insectos, la cual se ha venido desarrollando desde el Cretácico. Las flores ofrecen su néctar con el fin de fomentar la atracción necesaria para la polinización, y muchas de ellas requieren de estos insectos u otro tipo de intervenciones para poder reproducirse. 

Por ejemplo, las orquídeas son capaces de sintetizar réplicas exactas del aroma de las abejas hembra sexualmente activas, y con esa información química lanzan al aire su fragancia camuflada para atraer a las abejas macho solitarias, en un engaño que no solamente juega con los aromas sino con las formas, ya que la estructura de estas flores, su tamaño y reflectancia imitan diferentes partes de una abeja hembra.

El polen, como un elemento microscópico que carga con la célula sexual masculina, necesita ser llevado por el polinizador; los granos de polen serían una especie de semen vegetal que se deposita en el medio ambiente, que incluso pueden informarnos sobre las características del entorno natural de una región y de sus cambios climáticos.

Esta ventana a la vida sexual de plantas y flores nos enseña que somos parecidos a ellas cuando asumimos nuestra propia sexualidad, que somos un reflejo de ese diseño sexual.

Del cortejo a la cama. La asociación cultural del sexo y las flores.

Como personas, usamos todo tipo de colores en la ropa y los aromas que más nos gustan para atraer a nuestras contrapartes. Pensemos en las flores y su multiplicidad de presentaciones, la estética que las envuelve; todas sus formas y colores están dispuestas en función de su sexualidad.

Si pudiéramos contar con una imagen de la historia del romance en cada cultura, seguramente podríamos ver muchas flores. A lo largo de la historia, las flores han representado siempre la sexualidad femenina, y el arte en general junto con la literatura universal están plagadas del uso de las flores como metáfora para referirse a los genitales de la mujer, al mismo tiempo que en muchas tradiciones pictóricas, como la islámica, a menudo los campos de flores son utilizados como el lecho para hacer el amor.

El olor de las flores invade la senda que comunica nuestros rituales sexuales, desde el cortejo hasta la cama. Regalar flores, la invención de los perfumes, o la tradición del ramo de novia para cubrir los olores desprendidos de una higiene deficiente, son solo algunos rasgos de esta relación cultural de la sociedad con las flores. 

Andrea Frownfelter, en “Flower symbolism as female sexual metaphor”, explica que las flores pueden ser usadas tanto en sentido positivo como negativo para mostrar la presencia o la ausencia de la sexualidad. 

Por ejemplo, en un sentido negativo, el simbolismo puede aprovecharse de usar flores como las rosas blancas para referirse a una falta de vida sexual en las mujeres -ya sea la inocencia, o características como la virginidad o castidad-, mientras que en el lado positivo busca paralelismos entre cierto tipo de flores y aspectos de la anatomía sexual femenina, como la vulva o el clítoris, usando flores para describir y celebrar ciertos actos sexuales o preferencias.

En el antiguo Imperio Romano, la existencia de la diosa Flora era celebrada con la Floralia, o juegos florales, en donde tenía lugar un festival que incluía una orgía como parte del tributo de promiscuidad ritual. Incluso de esta tradición ritual de origen griego surgió el uso de afrodisiacos, como los aceites y esencias de flores, usados en el cuerpo previo a la unión sexual. 

Aunque de cierto modo existen muchas fantasías new age sobre la capacidad sanadora de las flores, es verdad que sus esencias pueden provocar las mismas experiencias de placer de una a otras personas, y esa es una de las más agradables coincidencias.

Las moléculas de perfume de las flores se evaporan en el aire alcanzando más de 300 diferentes receptores en la nariz, llevando el mensaje de la esencia floral a través de los nervios olfatorios hacia el sistema límbico del cerebro, en donde se encontrará con emociones instintivas como la memoria y el sexo.

Nos alimentan, nos curan, embellecen nuestro entorno y despiertan en nosotros los instintos y deseos sexuales. Son capaces de crear conexiones profundas entre los humanos, de transportarnos a los instantes más placenteros guardados en la memoria. 

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Cuando la censura en redes sociales se disfraza de libertad.

El espejismo de la libertad digital.

Facebook resultó un ser sensible al que no le gustan ciertos temas y ciertas palabras. La empresa se ha pronunciado en repetidas ocasiones en contra de la promoción de contenido sensible, como puede ser el discurso de incitación al odio, las imágenes de desnudos o la desinformación. Pero si tienes la documentación que te piden y el dinero suficiente, entonces podrás promocionar tus contenidos una vez los hayas adecuado a sus estándares. 

Por ejemplo, la información que es considerada falsa es detenida al momento que se intenta publicar, gracias al trabajo que realizan verificadores independientes de la AFP América Latina. Los verificadores de datos deben estar registrados en la Red Internacional de verificación de datos (IFCN) y seguir un “código de principios”, con el fin de impedir que en la red social se difundan noticias falsas.

Son medidas que se han ido tomando conforme la historia de datos y algoritmos atraviesa nuestras realidades, cuando se partió del supuesto de la circulación libre y horizontal de la información en internet. A pesar de este ambiente de libertad digital, a muchos se nos olvidó que quienes seguían teniendo el sartén por el mango eran las empresas.

La materia prima con la que trabajan las plataformas de redes sociales es la información personal, misma que les damos a manos llenas sin siquiera leer los términos y condiciones, con tal de tener la posibilidad de ver cómo nos quedarían unas orejas y un hocico de perrito en nuestras fotos de perfil, o para tener un marco que les diga a los demás que apoyamos la causa social que promociona Facebook como si fuera la última moda.

Un espejismo es justamente eso, una ilusión. En medio de la soledad del desierto y con cansancio encima, queremos ver lo que nos satisfaga y nos conforte, y no la inmensidad aprehensiva que realmente nos rodea. La ilusión de que sabemos surfear las olas de la información digital, de que tenemos el punto de vista y el juicio adecuados, porque así nos lo confirman los likes de nuestros contactos.

Esa ilusión en la que se nos olvida que el riesgo de una nueva filtración masiva de datos sigue latente, como ya ocurrió en 2016, cuando la consultora británica Cambridge Analytica requisó la información personal de más de 50 millones de usuarios de Faceebook con el fin de construir un programa informático destinado a predecir las decisiones de los votantes e influir en ellas, impulsando la candidatura de Donald Trump en Estados Unidos.

En nuestra ilusión, nos sentimos realizados sumándonos a causas sociales específicas desde nuestros perfiles, cuando la toma de decisiones importantes sigue fuera de nuestra esfera de influencia y acción.

¿Te remuevo el contenido?

De acuerdo con Artículo 19, México ya alcanzó el primer lugar mundial en solicitudes de remoción de contenidos en esta red social. En los últimos tres años las autoridades nacionales han presentado más de 38 mil solicitudes de remoción de publicaciones, tanto en Facebook como en Twitter y Google. Esta remoción de contenidos puede ser un pretexto para socavar el derecho a la libertad de expresión de lo usuarios de estas redes.

Esta organización explica que la remoción de contenidos restringe la circulación de información en internet, valiéndose del despliegue de recursos jurídicos y mecanismos privados que limitan su acceso. 

Si bien en varias ocasiones legisladores y grupos de poder han querido influir en la reglamentación de los comportamientos en redes sociales, al grado de querer hasta prohibir los memes, lo cierto es que sigue prevaleciendo un vacío de información y no se tiene un fundamento legal por parte de las autoridades para hacer estas peticiones de restricción de contenidos.

Según el informe #LibertadNoDisponible: Censura y remoción de contenido en México, solo se conoce una de cada 10 solicitudes presentadas por parte de autoridades mexicanas ante las plataformas digitales, por lo cual no podemos conocer los términos en que se plantearon el 95% de estas remociones, donde no hay transparencia ni rendición de cuentas.

Tenemos una vida digital que está determinada por el consumo que hacemos y los hábitos que desplegamos durante el recorrido que hacemos por las distintas redes sociales. Incrédulos, nos sorprendemos cuando, al ir bajando en nuestro feed, van apareciendo productos que habíamos pensado comprar, cursos de coaching, medicamentos, contenidos que jamás hemos consumido, entre otras ofertas que jamás solicitamos.

Entonces, piensas: “¿Me estarán espiando?”. Apaga tu cámara y tu micrófono, te están viendo y te escuchan fuerte y claro. 

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