Estados Unidos arranca el año con tambores de guerra civil.

Vaya arranque de año para Estados Unidos, luego de la confirmación de los resultados de la elección de noviembre pasado. Grupos inconformes con la derrota de Donald Trump irrumpieron en el Capitolio en un hecho sin precedentes. ¿Eso que suena son los tambores para una próxima guerra civil?

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¿Una nueva guerra civil estadounidense?

En la segunda mitad del siglo XIX Estados Unidos vivió su guerra interna más importante, en donde se decidió el futuro de una nación que entró a una industrialización acelerada que le dio en las décadas inmediatas el poderío que la ha caracterizado hasta la fecha.

Durante la llamada Guerra de Secesión, 11 estados sureños se separaron de la Unión, con el pretexto absurdo de continuar defendiendo el sistema esclavista.

La polarización ideológica siempre ha estado presente en la Unión Americana, y la diferencia entre los estados confederados del sur y los norteños liberales, de alguna manera, ha seguido permeando la cultura y la sociedad hasta la actualidad.

El 20 de enero próximo tendrá lugar la toma de posesión del demócrata Joe Biden al frente de la Casa Blanca, en medio de la peor crisis de gobernabilidad que haya enfrentado Estados Unidos en la historia reciente.

La atmósfera de desconfianza en el proceso electoral, sumado a la confrontación retórica de Trump al tratar de impugnar los resultados de los comicios, está alentando a grupos específicos para empezar a tomar acciones de desobediencia civil, al no sentir que sus reclamos son atendidos.

Incluso en muchas ocasiones la manera “trumpista” de hacer las cosas ha sido criticada dentro del ala republicana, aunque precisamente esta característica altanera de “decir las cosas como son” le ha valido el respaldo popular norteamericano, hasta dentro de amplios sectores del voto latino.

Tras el vergonzoso acto de la semana pasada, donde grupos de manifestantes entraron por asalto al Capitolio, se encendieron las alarmas. Si bien hasta ahora no hay pruebas de infiltración en los grupos que protagonizaron la avanzada, queda claro que la polarización puede ser el combustible que alimente conflictos mayores en el futuro cercano.

El asalto al Capitolio.

Nunca imaginamos que una turba iracunda podría irrumpir en el Capitolio de Washington, rompiendo puertas, vidrios y mobiliario, y haciendo todo un desmadre sin ninguna razón aparente.

Cientos de manifestantes alcanzaron la puerta del lado este de la sede, la cual era resguardada por elementos de la Policía Metropolitana. Varios de los intrusos arrastraron escaleras abajo a uno de los oficiales, en medio de gritos que pedían que no lo lastimaran, aunque los cánticos de “¡USA, USA!” fueron más fuertes entre la multitud.

Tras este episodio, el Departamento de Justicia anunció que está en búsqueda de al menos 150 sospechosos que participaron en el ataque, iniciado una cacería de sospechosos, rastreando cualquier pista que los lleve a identificarlos plenamente, mientras las agencias siguen lidiando con el fracaso que representa para el gobierno el no haber podido proteger el edificio.

El FBI y otras autoridades están investigando el material grabado que surgió durante el asalto, mediante el cual se empezaron a identificar a ciertos perfiles relacionados con grupos de ultraderecha, defensores de la portación de armas, entre otros. Por supuesto, los memes no se hicieron esperar y ya circulan escenas célebres, como gente colgada en los balcones y mancillando la silla del vicepresidente Mike Pence.

Donald Trump perdió la elección ante el demócrata Joe Biden, dejando a una gran cantidad de personas desilusionadas. La base del voto popular de Trump, sabemos, está en la clase media baja que ha se ha visto amenazada por el crecimiento de las comunidades migrantes y la precarización de las oportunidades laborales. Ah, y también por sus propios vicios.

Esta muestra gráfica de la polarización, del razonamiento construido a partir de los estereotipos, es un síntoma que hace evidente la crisis política del país, que podría seguir agudizándose y enrareciendo en medio de la transición de poderes presidencial.

El resto del mundo parece estar escuchando que el arranque de año en Estados Unidos tiene como fondo el ruido de tambores de una próxima guerra civil, lo que haría posible las fantasías más retorcidas de todos sus enemigos.

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