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noviembre 2020 - Blow

Monthly Archives: noviembre 2020

El millennial abstemio. ¿Revolucionario o parte de un nuevo mercado?

Millennials bajo estrés.

Es verdad que el consumo excesivo de alcohol solo empeora la capacidad del cuerpo para reaccionar a la defensiva ante muchas amenazas a la salud, tal como el caso de diversas infecciones como el actual coronavirus.

Ante medidas como el confinamiento y el distanciamiento social, podríamos suponer que el consumo de bebidas alcohólicas se disparó a partir de estas restricciones. Quizá has pensado que echarte una cerveza o algo más fuerte te ayuda a mantener a raya el estrés y la ansiedad; pero lo cierto es que podrían causar el efecto contrario.

Es necesario que estemos bajo cierto nivel de estrés para poder desempeñar nuestras actividades de manera enfocada, más alertas ante las exigencias de la vida laboral o de la escuela. Pero una variación en los niveles de estrés puede afectar el cuerpo de múltiples maneras, más si le ponemos un poco de alcohol como combustible.

Según la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco realizada entre 2016 y 2017, el país tiene un problema de salud pública con el consumo y abuso de estas sustancias, donde creció en ocho veces el consumo diario de alcohol entre los adolescentes. Luego, en 2018 la OMS indicó que más de 237 millones de hombres y 46 millones de mujeres sufrían de alguna adicción o afectación de algún tipo a causa del consumo de alcohol, principalmente en América y Europa.

El lifestyle abstemio como nuevo mercado.

Como nunca en la historia de la humanidad, estamos sometidos al vaivén de las tendencias. Hoy podemos pensar que si adoptamos un nuevo estilo de vida esto traerá como resultado la revolución de las condiciones sociales que nos rodean. Pero no nos engañemos, esto solo es un rasgo más de la segmentación de los mercados.

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Renunciar al consumo de alcohol puede implicar que adoptemos un lifestyle con el que demostramos que somos conscientes de los efectos de las bebidas en el cuerpo. Buscaremos hacer yoga, adoptar perritos, o cualquier ocurrencia que nos mantenga alejados del dulce licor.

Ante las preocupaciones de la población joven sobre los efectos nocivos del consumo del alcohol, y viendo que en medio crece una oportunidad de mercado, muchas empresas han inundado los estantes de las tiendas con bebidas sin alcohol. Budweiser y Heineken están ofreciendo cervezas cero alcohol, mientras marcas como Ultra o Victoria tienen opciones “bajas en calorías” o con un índice de alcohol menor al 2%.

Esta actitud la vimos antes con los punks straight edge y llegamos al mismo destino: se trata de estilos de vida que, dependiendo quien lo vea, pueden ser positivos o irrelevantes. Tu vida puede ser la más recta, saludable y revolucionaria, pero no todos queremos saberlo.

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En China se hace “turismo rojo” y no te habías dado color de su importancia.

El país que pone más turistas a dar el rol por el mundo.

China es el país más poblado del mundo y hasta en los últimos años es que hemos visto a más ciudadanos de ese país haciendo turismo por todo el mundo. Muchos destinos están preparándose cada vez con más fuerza para recibir al turismo chino, implementando medidas como la capacitación en idiomas como el mandarín y el cantonés para atender mejor a estos viajeros.

El crecimiento económico de China se ve reflejado en su PIB, y a pesar de las desigualdades que permanecen dentro de su territorio, se ha dado un impulso muy grande a la industria del turismo, tanto interno como externo.

Por ejemplo, un país vecino del gigante asiático como Tailandia, espera la visita de al menos 11 millones de chinos para 2021, aún después de la fuerte privación de la industria debido al Covid-19 y de la guerra comercial sostenida con Estados Unidos.

Haciendo yuanes con los restos del comunismo.

El pasado comunista chino, con los resabios de la llamada Revolución Cultural, sigue presente en la memoria de sus habitantes. El Partido Comunista sigue actualmente en el poder bajo el mando de Xi Jinping, y muchas de las políticas adoptadas siguen teniendo un claro tono comunista, a pesar de la apertura de esta nación a los capitales extranjeros.

El modelo de crecimiento que ha encontrado China ha permitido la manipulación de intereses comunitarios y de capital, y esto podemos verlo en el sector turístico.

El ejemplo es el parque de la ciudad de Yan’an, la misma desde la cual Mao Zedong planeó la revolución, y en donde actualmente los turistas, por unos cuantos yuanes, pueden participar en la recreación de la batalla histórica de La Defensa. En esta batalla de 1947, los comunistas protegían su base de los ataques de los nacionalistas, que estaban en el poder durante la guerra civil china.

La población actual está muy alejada de esos acontecimientos, pero mediante este “turismo rojo”, ahora pueden acceder a una experiencia similar a la de estar en el campo de batalla. Los turistas, entre humos de pólvora y estallidos, pueden recorrer la antigua casa-cueva de Zedong, donde fue quemado junto a otros líderes que planeaban la revolución.

Seguramente muchos de los padres fundadores del comunismo chino jamás aprobarían que se lucre con su memoria ni con su legado, pero los gobiernos recientes están explorando este tipo de turismo, con el afán de perpetuar y diversificar el poderío económico.

Es paradójico que veamos cada día a más multimillonarios chinos turisteando por el mundo, mientras la mayor parte de la población sigue sometida a políticas desiguales, como la esclavitud laboral, las restricciones de tránsito o el acceso limitado al internet.

Las grandes fortunas chinas se han amasado mediante prácticas económicas desleales, como el dumping en diversas industrias como la del acero o la textil, sumado al robo descarado de propiedad intelectual, tácticas que han sido duramente criticadas desde el exterior.

Sí, la revolución turística de China trae muchos yuanes, solo es importante recordar que es a costa de la desigualdad.

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De la revolución sexual a la nueva moral sexualizada.

Entre las características de esta revolución, destaca la desvinculación de la sexualidad del aspecto reproductivo, así como la libertad en la elección de parejas sexuales, dejando claro que las relaciones entre hombres y mujeres serían a partir de las prácticas sexuales, y ya no para la construcción de los conceptos tradicionales de familia o maternidad.

¿Fue una estafa esta revolución sexual? A partir de la irrupción del feminismo, se denunció que esta revolución fue impulsada desde el patriarcado, perpetuando la desigualdad sexual y dejando muchas víctimas, si pensamos en el engaño del hombre de familia infiel, que convirtió en objeto sexual a la mujer liberada desde el discurso y en la práctica.

El feminismo y la sexualidad.

Actualmente sabemos de la existencia de feminismos diversos, y todos se enfrentan en el terreno de la sexualidad. En el tema del aborto, todas las posiciones feministas tienen claro que cualquier mujer está en su derecho de planificar su vida a partir de decidir sobre su cuerpo.

Pero en cuanto a la sexualidad persiste un conflicto entre estas perspectivas feministas, donde el punto de partida para un punto de vista crítico podría estar en identificar de dónde proceden los discursos sobre la sexualidad y cómo debe ser vivida.

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Grupos sociales, lobbies y agendas activistas parecen estar peleándose por definir una nueva normativa sexual, en especial para las mujeres. Buscan poner la sexualidad en el centro de la vida de las personas y definir su identidad a partir de ella.

La sexualidad como nueva moral.

Se dice que la moral no debería pronunciarse en el terreno de la sexualidad, pero la realidad es que siempre va a estar ahí para señalar lo que no le gusta, sea desde la religión, la política o cualquier posición de poder.

La filósofa española Ana de Miguel Álvarez sugirió que existen al menos tres campos desde los cuales se ha querido colocar a la sexualidad en el centro de la vida de las personas: el sexo como estilo de vida saludable, el sexo como industria y el sexo como transgresión.

Se ha difundido hasta el cansancio que el sexo forma parte de una vida sana, y que es equiparable a la alimentación o a los deportes, y en cualquier medio de comunicación encontramos consejos para que “no caigas en la rutina” o “10 posiciones sexuales si te duele la espalda”. Desde esta nueva moral sexual, parece que estar aburrido no es una opción, y siempre se buscará mantener sexualizado al individuo.

También se ha estado redefiniendo la sexualidad desde la industria pornográfica, o el “sexo patriarcal” como se le define desde distintas posturas feministas, que está inundando la cultura mundial mediante el uso cada vez más intensivo del internet. El porno está normalizado, incluso ya entre menores de edad. Mientras la trata de mujeres, la prostitución, redes delictivas, y todo tipo de negocios ilícitos están encubiertos por una industria aparentemente legítima.

Por último, el sexo como transgresión implica la difusión de distintas prácticas sexuales consideradas antisistema, “que pueden llegar a acabar con el patriarcado, y hasta con el neoliberalismo y la globalización”, según postulados de la llamada teoría queer. Precisamente a los jóvenes que se asumen como revolucionarios y antisistema están dirigidas estas instrucciones que buscan enrarecer la sexualidad.

Entonces, tenemos que el sexo es parte de una vida saludable, reflejada en una industria, y reforzada por la transgresión de distintas prácticas sexuales difundidas como “antisistema”. Es decir, una moral sexualizada.

Las perspectivas feministas son armas críticas necesarias para la sociedad. Si podemos entender esto será posible una nueva revolución de la realidad.

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La revuelta por la dignidad de Chile, entre la pandemia y el neoliberalismo.

El antecedente inmediato.

Desde octubre de 2019 se recrudecieron las denuncias contra el modelo económico chileno, tan desigual y alabado por las élites internacionales, en medio de manifestaciones que tomaron las calles por asalto, donde atestiguamos actos de vandalismo, violencia y abuso policial contra civiles. 

Por aquellos días, el arrojo de un grupo de chicas que se brincaron los torniquetes del metro en Santiago, ante el encarecimiento de las tarifas, quedó marcado como el precedente de lo que se ha vivido en las últimas semanas. Más allá de la escena simbólica y poderosa de las pibas plantándole cara a los pacos mientras se saltaban la entrada al metro, el pueblo chileno viene arrastrando una afrenta sistematizada contra su propia dignidad.

Con problemas como la privatización de la educación y el endeudamiento obligado para acceder a la educación y después deslomarse trabajando para pagar esa deuda; pensiones privatizadas que reducen la calidad de vida de los jubilados, que solamente ven cómo sus líderes especulan con el fruto de sus desvelos; un sistema de salud privatizado que ha provocado miles de muertes en las salas de espera de los hospitales; simplemente es una situación insostenible. 

Se trata del claro reflejo de la fealdad humanoide que tiene el neoliberalismo rancio y putrefacto, que se ha ensañado de manera cruenta con Chile, convirtiéndolo en una nación macroeconómicamente próspera, pero al mismo tiempo profundamente desigual.

El “apruebo” contra la ley pinochetista.

Mediante la movilización y presión social en las calles, los chilenos han conseguido echar abajo la constitución heredada por la dictadura de Augusto Pinochet que ha estado vigente desde 1980, considerada una herencia ilegítima de un régimen que sigue causando división en el país, y que dejó más de 3 mil muertos y unas 40 mil víctimas de violencia política.

Con este triunfo se activa un referéndum para que se redacte una nueva carta magna para el país que, si bien no es una solución mágica, por el momento sabe a una victoria con justicia, y es así como millones de chilenos perciben esta nueva etapa. Fue algo prometido desde 2009, siendo la expresidenta Michelle Bachelet quien puso en las demandas sociales la necesidad de una nueva ley nacional.

La gente tiene años exigiendo una reforma al sistema de pensiones, derechos indígenas y ambientales, un acceso más justo a la salud y a la educación; es decir, un gran contraste con la constitución actual, que favorece a los intereses privados por encima de los del estado, incluso en los bienes sociales y servicios más básicos.

El siguiente paso será en abril de 2021, cuando se elija la Convención Constituyente mediante el voto popular y respetando una paridad de género. Este órgano constituyente tendrá a partir de entonces un año para darle una nueva ley a los chilenos.

La aparente legitimidad del “apruebo”, que tuvo más de 78% de votos a favor, se da en medio de una creciente desconfianza en las figuras políticas, empezando con las fuertes críticas contra el actual mandatario, Sebastián Piñera, la desconfianza en una izquierda radical representada por el Frente Amplio y el Partido Comunista, una derecha conservadora que se niega a evolucionar, y muchos sectores que piden una conciliación que permita mayor economía social de mercado, prosperidad y derechos para todos.

La dificultad de la hoja en blanco. 

Ahora, los chilenos tienen una hoja en blanco enfrente para definir su futuro, y es necesario que en ella se dibujen los dolores padecidos por generaciones enteras con las que el estado está en deuda, en dirección a ese nuevo futuro.

Si bien para algunos sectores es una victoria contundente, es cierto lo que muchos analistas han señalado, respecto a que este “apruebo” sabe más a una salida institucional a la crisis social que arrastra el país, y que sólo podía ser interrumpida de esta manera. La representatividad de los chilenos en esta Convención Constituyente será clave, ya que su credibilidad será puesta a prueba, ante el descontento de la población con sus élites gobernantes. 

Porque lo que reclaman la mayoría de los chilenos es una vida más justa y digna, no una nueva constitución, y muchos ven esta oportunidad solamente como una salida política y diplomática para disfrazar los problemas sociales más profundos.

Aún bajo estas circunstancias, se trata de una lección histórica monumental la que nos está dando Chile a toda Latinoamérica. 

Un recordatorio para las cúpulas de que por más presión que se meta al pueblo, por más abusos, aumentos y restricciones, la esperanza prevalece; a pesar del dolor y de la impotencia, el ímpetu de humanidad jamás será arrasado por ningún sistema. Un llamado a derribar las brechas entre derechas e izquierdas, patriotas, progresistas o feministas. 

Porque al final, toda postura es insostenible si no existe primero la dignidad.

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Pervitin, la revolución del instinto asesino de los nazis drogadictos.

La industria farmacéutica, pilar de un régimen junkie.

No es muy común pensar en el régimen nazi como una cultura altamente permisiva con el uso de drogas en todos los niveles sociales, o seguramente el mismo régimen nunca tuvo esa visión sobre sí mismo.

Alemania se había consolidado como gran consumidor de cocaína y heroína, llegando incluso a la masificación del consumo de metanfetaminas, muy socorridas entre las huestes de soldados leales al régimen; y no solo ellos, sino que el uso de este tipo de sustancias se extendió entre los trabajadores de las fábricas y llegó hasta las amas de casa más recatadas, que podían encontrar hasta en un chocolate Hildebrand algunos miligramos de metanfetamina.

Esta relación nazi con las drogas se debió a la fuerte presencia de la industria farmacéutica, que fue clave para el régimen, al que seguían alimentando con la producción de morfina, heroína y cocaína, con grandes empresas como Bayer o Merck, que se dedicaron a sintetizar y desarrollar nuevas drogas, como el caso del eukodal, el heroin o el pervitin.

Pervitin, el verdadero potenciador de la Blitzkrieg.

Según los reportes de los científicos nazis, el cerebro tiene un mecanismo que inhibe a las personas de matar a otras, pero descubrieron que usando diversos estímulos sintéticos como las metanfetaminas era posible derribar o esquivar a esos mecanismos, desatando así en el consumidor diversos impulsos de violencia y agresión.

Fue en 1938 que dio inicio la fabricación del pervitin, considerado un fuerte estimulante del sistema nervioso central y que se puso a la venta por toda Alemania sin prescripción alguna. Al ser tan asequible, el uso del pervitin entre los nazis sin duda tuvo un efecto muy significativo en diversas campañas militares a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, lo cual a menudo es ignorado por la historia.

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La llamada blitzkrieg, o guerra relámpago, que dio tanta fama al régimen por su rapidez y efectividad en la conquista de los territorios a los que llegaban, estuvo sostenida precisamente por el alto consumo de drogas. Los convoyes debían viajar durante días y avanzar rápido para sacar ventaja del elemento sorpresa, y para este fin el pervitin era el combustible para que los soldados avanzaran sin descansar, pudiendo incluso llegar hasta tres días continuos de actividades al máximo sin cansarse.

El pervitin fue usado por primera vez de manera masiva en la invasión nazi contra Polonia, en una decisión tomada casualmente en un desayuno, donde Hitler, influenciado por su médico particular

Theodor Morell, concedió que sus tropas utilizaran esta droga para llevar a cabo la blitzkrieg con éxito.

 

Del rush a la paranoia.

Fue así como se consolidó la efectividad de esta táctica militar, con soldados drogados, agresivos, que no habían dormido en días y estaban dispuestos a matar más allá de lo recomendable. Todos amaban el pervitin y se sentían realizados con sus efectos.

Pero la supresión del sueño fue el peor de los efectos para los soldados, ya que sometían a sus cuerpos a trabajar mucho más, sin el debido descanso, generándoles un estado de paranoia permanente.

Incluso después de las incursiones terrestres en Francia, y cuando las tropas quisieron pasar a Inglaterra, se empezó a administrar pervitin a los pilotos nazis para combatir el poderío naval inglés. Pero con pilotos cansados, los efectos secundarios como las visiones dobles o borrosas provocaron múltiples choques de aviones alemanes en Inglaterra, accidentes en donde se encontró el uso de esta droga en los pilotos.

Cuando se filtraron estas versiones de que los alemanes eran fuertes y avanzaban rápido solo por el uso de metanfetaminas, los altos mandos discutieron si el pervitin debería seguir siendo utilizado, porque iba contra la ideología de una raza pura y superior a las demás.

Esta historia del uso del pervitin en la guerra podría hacernos pensar qué tanto influyó el uso de drogas en el mando que ejerció Hitler, y darnos cuenta que una raza superior, como pregonaba Hitler, no era más que una milicia drogadicta convertida a semejanza de su líder, un monstruo.

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