En China se hace “turismo rojo” y no te habías dado color de su importancia.

¿Cómo poder turistear dentro de los países que guardan muchos de los rasgos de su pasado comunista y revolucionario? Aquí te explicamos por qué es importante la tendencia creciente de hacer “turismo rojo” en China.

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El país que pone más turistas a dar el rol por el mundo.

China es el país más poblado del mundo y hasta en los últimos años es que hemos visto a más ciudadanos de ese país haciendo turismo por todo el mundo. Muchos destinos están preparándose cada vez con más fuerza para recibir al turismo chino, implementando medidas como la capacitación en idiomas como el mandarín y el cantonés para atender mejor a estos viajeros.

El crecimiento económico de China se ve reflejado en su PIB, y a pesar de las desigualdades que permanecen dentro de su territorio, se ha dado un impulso muy grande a la industria del turismo, tanto interno como externo.

Por ejemplo, un país vecino del gigante asiático como Tailandia, espera la visita de al menos 11 millones de chinos para 2021, aún después de la fuerte privación de la industria debido al Covid-19 y de la guerra comercial sostenida con Estados Unidos.

Haciendo yuanes con los restos del comunismo.

El pasado comunista chino, con los resabios de la llamada Revolución Cultural, sigue presente en la memoria de sus habitantes. El Partido Comunista sigue actualmente en el poder bajo el mando de Xi Jinping, y muchas de las políticas adoptadas siguen teniendo un claro tono comunista, a pesar de la apertura de esta nación a los capitales extranjeros.

El modelo de crecimiento que ha encontrado China ha permitido la manipulación de intereses comunitarios y de capital, y esto podemos verlo en el sector turístico.

El ejemplo es el parque de la ciudad de Yan’an, la misma desde la cual Mao Zedong planeó la revolución, y en donde actualmente los turistas, por unos cuantos yuanes, pueden participar en la recreación de la batalla histórica de La Defensa. En esta batalla de 1947, los comunistas protegían su base de los ataques de los nacionalistas, que estaban en el poder durante la guerra civil china.

La población actual está muy alejada de esos acontecimientos, pero mediante este “turismo rojo”, ahora pueden acceder a una experiencia similar a la de estar en el campo de batalla. Los turistas, entre humos de pólvora y estallidos, pueden recorrer la antigua casa-cueva de Zedong, donde fue quemado junto a otros líderes que planeaban la revolución.

Seguramente muchos de los padres fundadores del comunismo chino jamás aprobarían que se lucre con su memoria ni con su legado, pero los gobiernos recientes están explorando este tipo de turismo, con el afán de perpetuar y diversificar el poderío económico.

Es paradójico que veamos cada día a más multimillonarios chinos turisteando por el mundo, mientras la mayor parte de la población sigue sometida a políticas desiguales, como la esclavitud laboral, las restricciones de tránsito o el acceso limitado al internet.

Las grandes fortunas chinas se han amasado mediante prácticas económicas desleales, como el dumping en diversas industrias como la del acero o la textil, sumado al robo descarado de propiedad intelectual, tácticas que han sido duramente criticadas desde el exterior.

Sí, la revolución turística de China trae muchos yuanes, solo es importante recordar que es a costa de la desigualdad.

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