El floripondio en el jardín, un camino alucinante hacia la muerte.

Dando el rol por cualquier jardín se nos pueden aparecer estas flores en forma de campana, conocidas como floripondio, que en su hermosura guardan un viaje alucinógeno que incluso puede conducirnos hasta la muerte.

Cuando el jardín alucinógeno florece.

Desde tiempos prehispánicos el floripondio se ha conocido por su fácil disposición y sus efectos alucinógenos que, incluso, pueden conducir a una muerte por envenenamiento.

Brugmansia arborea es el nombre científico del floripondio, con un supuesto origen que lo ubica en Sudamérica, pero que debido a su facilidad para florecer comenzó a extenderse por todo el continente americano. 

Todas las especies del género brugmansia se han utilizado como alucinógenos desde tiempos precolombinos, principalmente en los Andes y la Amazonía, donde se emplearon con fines rituales y para el tratamiento de enfermedades, encontrando en comunidades mexicanas prehispánicas a sus principales consumidores, que aprendieron rápido la manera de lidiar con la potencia alucinatoria de sus componentes.

Paseando por cualquier jardín es probable que te encuentres con esta planta, que a primera vista podría parecernos un árbol, ya que puede alcanzar hasta unos 4 o 5 metros de altura, pero tiene unas flores enormes de hasta 40 centímetros que parecen salir inclinadas hacia abajo, semejando campanas.

Por supuesto, dependiendo de cada región recibe un nombre distinto, como en Cuba, donde la conocen como flor de campana, o en Colombia donde es referida como guante.

En cuanto a sus flores, las originales podemos distinguirlas porque son más pequeñas, mientras que los híbridos tienden a arrojar flores muy grandes. Quienes han consumido floripondio con fines alucinógenos, afirman que los efectos son parecidos a los de la mescalina y el lsd, con alucinaciones que van de lo visual a lo sonoro y lo táctil, hasta hablar con muertos, con las paredes o los objetos que nos rodean. 

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Floripondio, la flor alucinante que conduce a la muerte.

Esta planta tiene una historia propia y antigua, pero el uso que se le ha dado en años recientes solo ha sido de manera irresponsable, siguiendo modas de consumo y conductas nocivas que surgen en los grupos de internet.

La mayoría ignora que la planta contiene alcaloides que la convierten en un peligro para el organismo, tales como la metelodina, la escopolamina o la hiosciamina, aunque dependiendo de si se usan la raíz, el fruto o las flores, la cantidad de alcaloides puede variar. Junto a la belladona, el beleño y la mandrágora pertenecen a la Farmacopea, del Libro de las Brujas.

Por ejemplo, en el caso de la escopolamina se puede usar en el tratamiento de infecciones, heridas de la piel, la artritis, el asma, e incluso para el Parkinson, pero las dosis de más de 100 miligramos en adultos la convierten en narcótico, pudiendo causar insuficiencia respiratoria, ceguera, arritmias e incluso la muerte.

Esto porque la escopolamina induce la contracción de los vasos sanguíneos, causa amnesia, la dilatación de las pupilas, enrojecimiento de la piel y varios tipos de alucinaciones.

La manera más común de consumir esta flor es mediante una infusión. Pones a hervir 1 litro de agua, le pones de 1 a 6 flores, dependiendo de la intensidad que quieras sentir, y te lo tomas. Luego de unos 20 o 30 minutos vas a empezar a sentir los efectos, que pueden durar hasta tres días.

Ten cuidado con el exceso de flores, ya que entre más le eches más cerca podrías estar de la muerte, comenzando a sentirte desorientado, experimentar oleadas de angustia y alucinaciones, con la posibilidad de convulsiones y un posterior coma que pueda ser tu último tramo al más allá.

El consumo del floripondio provoca que el cuerpo no pueda desechar líquidos de manera normal, y se debe tener una dieta de seis meses para consumirlo de manera adecuada, lo que implica prohibir el alcohol, el sexo y las carnes rojas, así como cualquier otro psicotrópico durante ese periodo.

Chamanes experimentados consumen el floripondio acompañado de la ayahuasca y el cactus San Pedro, y lo utilizan para hablar con alguien que no esté presente o para encontrar objetos perdidos. Incluso los chamanes no recomiendan el uso de más de seis flores, aunque dependerá de la especie que se vaya a utilizar.

Ten en cuenta que el floripondio no es un enteógeno con el que puedas darte un viaje psicotrópico y expandir o modificar la conciencia, sino un narcótico que solo te hará perder el conocimiento y la sensibilidad. Precisamente, quien lo consume no puede tener conciencia de haberlo ingerido, lo cual hace que el efecto se perciba como algo real, provocando en el consumidor una serie de traumas severos, llegando incluso al síndrome esquizofrénico.

Si quieres jugarle al chamán alucinado, date. Si consumes esta planta por voluntad propia es claro que desprecias tu cuerpo porque solo lo estarías envenenando.

Hasta ahora no se ha demostrado que oler estas flores cause alguna intoxicación, aunque hay historias de personas que, paseando por algún jardín, han muerto luego de acostarse debajo de un árbol de floripondio.

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