Sexo y tecnología, el camino de la experiencia sexual rumbo al futuro

Aunque llevamos décadas bombardeados por la hipersexualización en los medios de comunicación, el entretenimiento y la educación, no ha sido sino hasta en años recientes en que podemos estar seguros de que estamos en el filo de una nueva revolución sexual, en un plano futurista en donde nuevos dispositivos tecnológicos, ideas y sensaciones están a nuestro alcance para vislumbrar lo que será la experiencia sexual del futuro.

el-futuro-tech-sex

Tech sex, una industria que crece con tus necesidades.

Cada vez están más a nuestro alcance las tecnologías que mejoran o facilitan las experiencias sexuales.

Desde el porno de realidad virtual, las aplicaciones de citas mediante teléfonos inteligentes, vibradores de nueva generación, e incluso tecnologías médicas que involucran procesos quirúrgicos y productos farmacéuticos.

En realidad, esto es solo el principio de la transformación de la experiencia sexual mediada por una industria.

El año pasado se calculó que el campo de la tecnología sexual se convirtió en una fuerte industria al generar al menos 30 billones de dólares, la cual solo se estima se vuelva más grande y jugosa.

Ahora tenemos todo tipo de aplicaciones al alcance de la mano, como Tinder, Bumble, Grindr o Badoo, para buscar una pareja sexual que nos acompañe en cualquier lugar donde nos encontremos.

Pero el asunto va más allá de encontrar pareja sexual mediante redes sociales, ya que se trata de la intervención de dispositivos físicos para alterar nuestras capacidades de experimentar la sexualidad.

Debemos entender que la tecnología siempre ha estado desarrollándose en respuesta a las necesidades humanas, y si nuestra necesidad es solventar la soledad y el aislamiento al que nos sometemos por voluntad propia o por mandato estatal (cuarentenas), entonces seguramente hay dispositivos para aminorar estas necesidades.

El futuro del sex tech es ofrecer soluciones para cada uno de estos problemas, incluso si parece un poco increíble o inusual a nuestros ojos.

Los dispositivos de realidad virtual (VR) que han dado paso a tendencias como el POV (point of view) son una manera inmersiva de vivir la sexualidad. Realmente implican entrar en el cubo negro y ser los protagonistas de nuestra propia película, en una experiencia completa de 360 grados.

Otra tendencia consiste en los dispositivos teledildónicos, tanto para hombres como para mujeres, que pueden sincronizar a distancia situaciones de pornografía en realidad virtual. 

Aquí en Blow ya te hemos advertido sobre las consecuencias a la salud física, mental y emocional que tiene el consumo desmedido de pornografía, la cual puede afectar tu vida sexual e incluso poner en riesgo tus relaciones románticas y sexuales con personas reales.

Pero estamos conscientes de que este futuro que tiende a la despersonalización es un riesgo más del que poco se habla.

Empresas como Realdoll y Rebotex están innovando el mercado de las muñecas sexuales, incrementando sus ventas a pesar de que algunos siguen considerando un fetiche creepy el comprar una muñeca de silicón.

Cuestan miles de dólares, y para quienes recurren a ellas tienen la ventaja de ser legales en muchos países. El dilema es que, si pagas por sexo, ¿por qué pagar por una muñeca en lugar de una prostituta?

De acuerdo con el Dr. Ian Pearson esto sería una tendencia, ya que se ha estimado que para el 2050 las relaciones sexuales entre robots y humanos serán más comunes que las relaciones sexuales de humano a humano.

Actualmente hay casos de personas, principalmente hombres, que han afirmado tener una mejor calidad de vida al tener una relación sexo afectiva con un robot o una muñeca. ¿Son personas que están delirando o solo supliendo la necesidad de resolver su soledad?

Necesitamos discutir el futuro de las tecnologías sexuales.

Basta echar un vistazo al auge de la cultura hikikomori en Japón para ver algo de lo que el futuro de la relación entre la tecnología y la sexualidad puede depararnos.

Descrita como un fenómeno psicopatológico y sociológico donde las personas se retiran por completo de sus obligaciones sociales, la cultura hikikomori fomenta la soledad y el aislamiento, condiciones donde entra la sex tech a responder a las necesidades sexuales de las personas aisladas por voluntad propia.

Al respecto, la reflexión podría centrarse en la sexualización de estas tecnologías y cómo ponen de relieve los problemas legales y de seguridad personal.

La confidencialidad, la privacidad, la vigilancia, el acoso y el control son temas que no se han analizado los suficiente en función de cómo los dispositivos tecnológicos se involucran en algo tan personal como la vida sexual.

A medida que el uso de la inteligencia artificial se vuelve parte de la vida diaria, profundizando casi hasta en nuestros pensamientos humanos, existe la preocupación por los riesgos legales y éticos que puede tener la manipulación de la tecnología con fines sexuales.

Algunos críticos han explicado que la existencia de los sexbots (muñecas sexuales programadas) estarían promoviendo la cosificación sexual de las mujeres, llegando incluso a fomentar relaciones sexuales abusivas o distorsionadas; por ejemplo, el dueño de un sexbot fácilmente podría llegar a representar fantasías de violación y otros delitos graves, al estar en un marco legal poco definido.

Por otro lado, en una visión menos dañina, estos sexbots podrían utilizarse con fines medicinales para el tratamiento de disfunciones sexuales, o para hacer compañía a adultos mayores o personas solas. Pero el problema sigue siendo la falta de regulaciones en la fabricación y comercialización de estos dispositivos.

¿Hasta dónde crees que deben intervenir las leyes para restringir, proteger o prohibir el crecimiento de esta industria de la tecnología sexual? ¿Qué pasará cuando el metaverso sea una realidad alterna a la que tenemos y cómo se tratarán estos problemas cuando estemos ahí?

¿Cómo amar, ser empáticos, y lograr lazos significativos con los demás cuando estamos mediados por la tecnología? ¿Seguirá siendo éstas una necesidad humana en el futuro?

Son temas que deben comenzar a discutirse con mayor amplitud, puesto que el futuro de nuestra experiencia sexual está en riesgo.

¿Te gusta lo que ves? ¡Compártelo!