Conociendo al “genio” multimillonario.
Todos tenemos batallas por librar, ya sea que las circunstancias de la vida nos lleven a ellas o que las busquemos incansablemente porque tenemos algo por demostrar.
Elon Musk ha sido un caso especial en el sentido de la polémica que existe alrededor de su figura de “genio” que se ha encargado de demostrar con cada movimiento.
Elon Musk ha cumplido muy bien su trabajo de parecer un gran genio a los ojos de todo el mundo, llevando a cuestas el mito de “empezar desde abajo”.
Siendo un empresario multimillonario dueño de empresas como Tesla, SpaceX y Paypal, ha convencido a miles de su parecido con el personaje de Tony Stark, de la saga de Iron Man, un magnate multimillonario interesado en el desarrollo de alta tecnología.
Lo cierto es que su gran fortuna de unos 250 mil millones de dólares no se generó espontáneamente; ni por ser considerado un Da Vinci moderno, ni por sus excéntricos hábitos como dormir poco, leer 500 páginas por día y no desayunar.
Siendo hijo de empresarios millonarios del sector inmobiliario en Sudáfrica, Musk nació siendo rico y se ha dedicado a incrementar sus arcas recurriendo a la explotación laboral, evadiendo impuestos, e incluso legitimando golpes de estado como el de Bolivia, por su exclusivo interés en las concesiones para explotar el litio.
Sin dejar de ser considerado un adelantado a su época y hasta extraterrestre y reptiliano, su interés en controlar la narrativa de su idea de progreso ahora tiene una herramienta más con la toma que ha hecho de Twitter.
Twitter, la obsesión de Elon Musk.
Tus tías que se la pasan en Facebook compartiendo piolines, buenos días y bendiciones a la menor provocación seguramente jamás se interesaron en Twitter como Elon Musk.
La junta directiva de Twitter confirmó que aceptó la oferta de Musk por 44 mil millones de dólares para hacerse de esa red social, ofreciéndose a pagar 54.20 dólares por acción.
Sin embargo, la transacción no ha sido del todo esclarecida en cuanto a que no se tiene certeza sobre la procedencia de una parte de los fondos comprometidos por Musk para consumar la compra.
Al parecer, Musk aseguró que dispone de 46,500 millones de dólares para cumplir con su ofrecimiento, contando con el respaldo financiero de Morgan Stanley con dos cartas compromiso, una por 13,000 millones y otra para un préstamo de 12,500 millones.
La duda que existe es sobre los 21,000 millones restantes, ya que no se ha determinado de qué manera serán cubiertos.
Según los analistas financieros, el multimillonario sudafricano solo contaría con unos 3,000 millones de dólares en dinero en efectivo y activos líquidos, dejando abierta la posibilidad de ir por coinversiones para complementar la oferta, e incluso han puesto en la mesa la posibilidad de que el propio Musk venda parte de sus acciones en Tesla para conseguir parte de esos 21,000 millones, esto como última instancia.
Esta obsesión de Musk por hacerse del dominio de Twitter tiene años detrás, y sus intenciones no son solo las de seguir siendo un “absolutista de la libertad de expresión” y garantizar este derecho para todos los usuarios; hay otros rasgos que podrían delinearnos desde ahora el futuro del derecho a expresarnos en internet.
El futuro de la libertad de expresión en redes sociales.
En su primer tuit ya como dueño de la red social, Elon Musk aseguró que la libertad de expresión es la base para una democracia funcional, haciendo posteriormente la precisión de que se refería con libertad de expresión “a lo que se ajusta a la ley”, enfatizando su postura en contra de la censura que va más allá de las leyes.
Desde hace algunos años el magnate sudafricano dejó muy clara su postura en contra de los medios de comunicación tradicionales, a quienes no ha parado de acusar de ser hipócritas, ya que solo publican lo suficiente como para endulzar la mentira mientras afirman ser faros de la verdad.
Musk ha señalado que los periodistas en realidad están bajo una presión sin precedentes por obtener los mayores rendimientos, buscando la mayor cantidad posible de clics para ganar dinero mediante la publicidad; de lo contrario solo queda el ser despedido.
Desde 2018 jugó mediante algunos tuits con la posibilidad de crear un sitio donde el público pudiera calificar “la verdad” de cualquier artículo y con el tiempo poder rastrear la credibilidad de cada periodista, editor y publicación.
Con estas ideas en juego, muchos afirman que Musk no sabe en qué se metió al comprar Twitter, porque su discurso se queda ambiguo e incluso corto para abarcar las posibilidades de una plataforma con presencia mundial.
Mientras en Rusia la ley dicta erradicar la “propaganda gay” en redes como Twitter, ¿dónde quedaría la intención de Musk por defender la “libertad de expresión” sin ir más allá de las leyes?
Es como si avalara con su determinación el que existan fake news y todo tipo de propaganda debido a la falta de regulación en los marcos legales de cada país sobre el uso de la información en redes sociales.
En última instancia, si recordamos su “manifiesto interplanetario” con el que está impulsando su proyecto Mars Oasis, el sentimiento de Musk es que la Tierra está condenada y es imperativo irse a habitar Marte. ¿Querrá ensayar en Twitter esta supuesta abolición de la censura y maneras de construir “la verdad”?
Tal vez tu libertad de expresión durará hasta que tuitees algo que al magnate no le guste y entonces te bloquee, estés aquí o en Marte.