Cuando el fuego empezó a escapar del infierno.
Exploradores de todo el mundo han llegado a Darvaza, una región del norte de Turkmenistán para visitar este peculiar atractivo turístico. Caminar hasta el borde del cráter y sentir el viento desértico y caliente en la cara es una experiencia que no muchos estarían dispuestos a vivir, pero quienes lo han hecho están seguros de estar en el vestíbulo del infierno.
Este fuego eterno emana de un cráter que tiene casi 70 metros de ancho y 30 de profundidad, y se alimenta del gas natural que emana permanentemente de este accidente geológico.
La versión más probable sobre el origen de esta llama eterna apunta a la presencia de un grupo de geólogos soviéticos que a principios de los setenta estaban en la zona del desierto de Karakum haciendo exploraciones para encontrar petróleo. Durante los trabajos, lo que encontraron fue una bolsa o depósito de gas natural que provocó el derrumbe en esta zona, produciendo la formación de tres grandes sumideros.
De acuerdo con esta versión y a pesar de que no hay documentos que la respalden, los científicos prendieron fuego a uno de los sumideros para evitar que el gas metano se liberara a la atmósfera, con la esperanza de que se quemaría al paso de unas semanas.
El misterio sobre el origen de este dispensador de fuego permanente continúa, porque equipos de exploradores extranjeros que han visitado la zona aseguran que es “frustrante” el hecho de que no hay mucha información sobre el cráter, porque ni siquiera han encontrado a población local que explique a ciencia cierta cómo se originó.
Una explicación posible la podamos encontrar precisamente en el pasado soviético de Turkmenistán.
De acuerdo con el historiador Jeronim Perovic, todo este misterio y secretismo alrededor de Darvaza “es un reflejo de cómo funcionaban las cosas en la época soviética”, porque el régimen solo reportaba las operaciones exitosas y no las que habían resultado fallidas, así que, si los locales hacían algo mal, nadie quería que se supiera.
Si bien es muy peligrosa la existencia de este cráter de fuego por las explosiones habituales debido a su naturaleza y por la generación de dióxido de carbono, sería mucho más perjudicial dejar que el metano se liberara en la atmósfera. Este tipo de quemas son habituales en países petroleros como Irak, Irán o el propio Estados Unidos.
Darvaza, un pozo de fuego para atraer turistas.
Para las autoridades de Turkmenistán la decisión de dejar que se siguiera quemando el cráter fue más de carácter estratégico, con el fin de promover el turismo en un país que es visitado por muy pocas personas del extranjero, unas seis mil en promedio cada año.
Apelando a las tendencias del dark tourism o el unusual tourism, la intención de las autoridades es atraer a un mercado turístico que busca experiencias fuera de lo común, incitándolos a realizar el gasto para vivir experiencias que solo muy pocas personas podrían permitirse, encontrando inspiración en el auge que han tenido proyectos turísticos en Auschwitz, Varosha, Hiroshima o en Chernobyl, caracterizados por su pasado trágico.
En el caso de Darvaza, se trata de un accidente industrial convertido en atractivo turístico, siguiendo la línea de las tendencias de viaje que han encontrado disfrute en visitar lugares donde han ocurrido tragedias o accidentes terribles.
Por su puesto, necesitas tener un perfil muy particular de turista para interesarte en atravesar largas distancias sobre páramos desérticos sin mucho que ver y a donde no te será fácil llegar; pero quienes se han animado y logrado llegar, describen sensaciones increíbles, sobre todo lo sobrecogedor que puede ser admirar el resplandor del fuego que emana del cráter en medio de la noche desértica.
Aunque se han filtrado intenciones de que el gobierno en realidad quiere apagar el pozo por el proyecto de un gasoducto, no hay nada seguro todavía, pero sí pone en tela de juicio la viabilidad a futuro de Darvaza como atractivo turístico.
Tal vez nunca existirá una gran demanda por viajar a Turkmenistán para ver un atractivo como esta “puerta del infierno”, pero no hay duda de que el cráter de Darvaza tiene una reputación sólida entre los viajeros exigentes, no solo entre los turistas estrictamente oscuros o aventureros extremos. Por lo tanto, la desaparición de Darvaza solo puede juzgarse como un movimiento bastante errado y muy miope.
Ante la probabilidad de que cierre para siempre esta puerta al infierno, para cualquier adepto del turismo oscuro debe ser apremiante organizar una visita a Darvaza. No se sabe cuándo será, por lo que, si tu intención es adelantarte a contemplar la entrada al infierno, es ahora o nunca.