En el país de las sobredosis.
Para nadie es un secreto la proclividad de los estadounidenses a las tendencias de consumo adictivas, ya sea desde la comida procesada, el azúcar, la moda, o las drogas. El país ahora tiene una tasa récord de mortalidad por sobredosis que ningún otro quisiera. Esto es más del doble que Estonia, el segundo país con más casos de sobredosis, y casi veinte veces el promedio mundial.
De acuerdo con Josephh Friedman, un estudioso de la crisis de sobredosis en Estados Unidos, durante la última década el fentanilo producido sintéticamente se ha apoderado en gran medida del mercado ilícito de opioides que anteriormente estaba dominado por la heroína producida en la agricultura; y es que el fentanilo puede llegar a ser varios cientos de veces más potente que la heroína en peso, dando así el paso a la crisis de sobredosis más mortal en la historia registrada en Estados Unidos.
De acuerdo con cifras oficiales, cada día mueren al menos 90 estadounidenses por sobredosis de opioides. Se trata de una crisis nacional por el abuso y adicción a los opioides, incluidos los analgésicos recetados, la heroína y opioides sintéticos como el fentanilo, que representan ya una amenaza a la salud pública y al bienestar económico, tanto para las familias como para los gobiernos estatales, hospitales y grupos de apoyo.
En gran medida esta crisis de salud pública ha derivado de la dependencia a los analgésicos de origen opioide. Desde finales de la década de 1990, las compañías farmacéuticas intentaron tranquilizar a la comunidad médica asegurando que estos analgésicos no crearían adicción en los pacientes, por lo cual se comenzaron a recetar sin ninguna medida.
En efecto, son adictivos, y la desviación en el uso y el abuso de estos medicamentos no se hizo esperar, provocando que las sobredosis por consumo de opioides comenzaran a aumentar; a tal grado que en 2015 más de 33 mil estadounidenses murieron como resultado de una sobredosis de opioides.
Hoy en día, con el fentanilo arrasando las vidas de hordas de adictos en las calles, el escenario a futuro en la crisis por sobredosis se complica con la intervención de nuevas sustancias como la xilazina, un tranquilizante de uso veterinario que está utilizándose para potenciar el efecto del fentanilo.
Fentanilo cortado con xilazina.
El uso de la xilazina está creciendo rápidamente a cada rincón que llega, provocando brotes de infecciones cutáneas y mayores riesgos de sobredosis.
La propagación de la xilazina por todo el país es una amenaza para la salud pública, porque además es el presagio del futuro de la crisis de sobredosis, impulsada por poderosos compuestos sintéticos mezclados en combinaciones letales para los consumidores.
Por supuesto, no es que cualquier adicto llegue a su callejón favorito a pedirle xilazina a su dealer de manera expresa; es raro que se vea sola, porque generalmente es agregada a la fórmula de medicamentos que contienen fentanilo, parte de la tendencia de opioides sintéticos fabricados en laboratorios clandestinos.
Al cortar el fentanilo con xilazina el propósito principal es el de extender el efecto psicoactivo, ya que se cree que agregar xilazina a una dosis puede posponer los antojos de otra y los síntomas de abstinencia por el doble de tiempo que el fentanilo por sí solo.
El efecto psicoactivo del fentanilo suele ser más breve que la heroína, lo que hace necesario aplicar hasta seis dosis por día, en lugar de las dos o tres que se requieren de heroína para una buena colocada. Esto hace que sea más apremiante tener un lugar seguro para el arponazo, conseguir jeringas limpias todo el tiempo, y estar más expuesto a problemas de salud relacionados con las inyecciones, como infecciones y colapso de las venas.
Los riesgos de usar xilazina.
Pero, al ser de origen un tranquilizante veterinario, los riesgos por utilizar xilazina son peligrosos si no se tiene el cuidado correcto en el suministro y la mezcla con el fentanilo, ya que pasarte un poco podría dejarte completamente inconsciente.
En lugar de la euforia somnolienta que provocan los opiáceos, los consumidores de fentanilo mezclado con xilazina pueden perder el conocimiento completamente y despertar hasta horas más tarde. Aquí dependerá de dónde consumas tus dosis, puesto que el hecho de quedar plenamente inconsciente puede ponerte en riesgo de sufrir daños, agresiones sexuales o incluso ser atropellado en las calles.
Imagina tu cuerpo inconsciente tirado por horas en una esquina, recibiendo miradas de asco y desprecio de las personas que van pasando. Miran horrorizados tus ampollas en la piel, a un nivel peor que con el uso de krokodil. Además, también hay informes de casos en que fue utilizada la xilazina y se han presentado condiciones sanguíneas muy extrañas, con usuarios que aparecen el hospital con recuentos sanguíneos peligrosamente bajos.
Por último, el efecto sedante de la xilazina también incrementa el riesgo de una sobredosis, puesto que agentes como la naloxona, que es utilizada por los servicios de emergencias en casos de sobredosis, no revierte su efecto puesto que la xilazina no es en sí un opioide. Ante los récords históricos en las muertes por sobredosis en Estados Unidos, el gobierno de Joe Biden ha querido incrementar el acceso fácil a la naloxona como parte de una estrategia de prevención de sobredosis, asignando al menos 30 millones de dólares de fondos federales.
Pero es difícil estar vigilando todo el tiempo la evolución del mercado de drogas sintéticas, cuando existe todo un maremoto de nuevos aditivos sintéticos y las calles son el laboratorio de prueba y error, dejando miles de cuerpos tirados en el proceso.
