Entendiendo al simp.
Dejando de lado todos los memes que comenzaron a usar este término como burla, un simp es alguien que haría o diría cualquier cosa por complacer a otra persona con la esperanza de quedar bien, llegando a desembolsar grandes sumas o a humillarse de maneras inimaginables. Tal vez todos hemos simpeado sin darnos cuenta.
Aunque también tiene otra posible definición por sus siglas (Sucker Idolizing Mediocre Pussy), queda claro a qué se refiere y a quién describe. Alguien que hará todo lo que esté en sus manos por ser complaciente, en una actitud que generalmente manifiestan hombres con alguna carencia emocional hacia mujeres a las que consideran inalcanzables.
La desesperación del simp por conseguir un poco de atención lo puede llevar a hacer cualquier cosa, y no dudará en colocar en un pedestal a cualquier chica para idolatrarla y estar prácticamente a sus pies. Mostrando este interés, el simp piensa que la chica está en deuda con él solamente por hacerle manifiesta su devoción. Ay, simp.
Además de definir a un perfil muy específico, simpear se ha vuelto una acción que puede hacerte víctima de señalamientos y burlas por parte de tus amigos que, si te ven abrirle la puerta del auto a una chica o pagarle toda una salida con cine y cena, no dudarán en catalogarte y hacerte ver que eres un simp.
Todo se puede salir de control, y depende de quién te esté viendo, puedes ser un tremendo simp o nada más una persona que es amable con los demás.
Pero ¿cómo ha capitalizado OnlyFans esta necesidad del simp por agradar? Veamos.
La arquitectura de OnlyFans.
No es un secreto que las empresas implementen estrategias para ganar dinero explotando nuestras emociones, como la depresión y la soledad, así como las necesidades más básicas, como la de coger o simplemente ser escuchado.
Tim Stockelyy creó en 2016 la plataforma OnlyFans, llegando a ser considerado “el rey del nopor casero”, luego de lanzar junto a su padre Glam Worship, una plataforma dedicada a los fetiches.
[rml_read_more]Pero la idea con OnlyFans era que los influencers pudieran vender contenido exclusivo a sus seguidores, con un pago mensual para acceder al mismo, en un precio establecido por el creador que apoyaba un modelo de negocio más atractivo, donde la plataforma paga el 80% al creador por lo que genera, y lo demás se lo queda la empresa.
Es cierto que ya existía un mercado de venta de contenido explícito de influencers a sus seguidores, pero no era del todo legal; además, OnlyFans aprovechó las restricciones que empezó a imponer Instagram para el contenido considerado sensible y comenzó a crecer a partir de esa laguna en el algoritmo.
A diferencia de Patreon, creada en 2013 en respuesta al problema de la monetización de pequeños canales de YouTube y que daba un respiro para que los creadores pudieran tomar su tiempo para crear contenido, OnlyFans se fijó un mercado distinto, atendiendo a una necesidad que ya existía.
El simp paga, OnlyFans crece.
Luego de la operación a finales de 2018, donde MyFreeCams adquirió el 75% de OnlyFans, la plataforma experimentó un crecimiento sostenido, y se disparó de manera contundente durante la presente pandemia. Muchos influencers vieron reducidas sus campañas con marcas y optaron por esta aplicación, aprovechando que muchas personas se quedaron en casa aburridas y sin compañía.
Es una mezcla perfecta de factores que no miente. Con una media de 200 mil nuevos usuarios cada 24 horas y de 7 a 10 mil nuevos creadores de contenido diarios, se alcanzó una facturación de mil 200 millones de dólares, donde los creadores se llevaron 950 millones de dólares.
Actualmente hay 50 millones de usuarios y más de 600 mil creadores de contenido en la plataforma, donde figuras top como Black Chyna pueden llegar a ganar 19 millones de dólares al mes, Bella Thorne factura al menos 11, Cardi B unos 7, y Mia Khalifa 4.9 millones mensuales.
¿Qué es lo que realmente paga el simp? Se trata del acceso a una fantasía de cercanía, de poder hablar directamente con el creador de contenido, en un mundo fragmentado, donde la gente busca una conexión emocional, aunque primero tenga que pagar por ella antes de voltear a su alrededor.