Los sonidos que perturban nuestra calma.
Estar viviendo en tranquilidad dentro de casa puede interrumpirse por un sonido abrupto que nos afecta desde el exterior. Si es un ruido fuerte y que jamás habíamos escuchado sería suficiente para ponernos en alerta y llenarnos de miedo y adrenalina.
Una cosa es cuando nosotros mismos vamos en la búsqueda de esos ruidos extraños de la naturaleza, o que incluso aprovechamos algún accidente natural para crear nuevos sonidos.
Por ejemplo, en Virginia, en las cuevas de Luray, se encuentra en el llamado “instrumento natural más grande del mundo”. Enclavadas en las cercanías de los Montes Apalaches, estas cuevas son conocidas por hospedar al “Stalacpipe organ”, un litófono gigante que utiliza las estalactitas que se han formado durante millones de años para producir música.
Fue Leland W. Sprinkle, un ingeniero electrónico y matemático, quien a mediados de la década del cincuenta del siglo XX visitó esas cuevas y durante más de tres años estuvo buscando las estalactitas que coincidieran con una escala musical. De manera artificial intervino tallando las estalactitas que de manera natural no daban el tono, logrando un conjunto de 37 estalactitas distribuidas a lo largo de las cuevas.
Con más de 5 kilómetros de cables fueron conectadas estas formaciones a una consola de cuatro teclados, para lograr que el sonido del órgano pueda escucharse a lo largo de más de 260 mil metros cuadrados dentro de las cuevas sin usar ningún tipo de dispositivo de amplificación.
Pero algo muy distinto es cuando el estremecimiento de la Tierra libera sonidos que pueden ponernos los pelos de punta.
La referencia más común es escuchar a los volcanes. Los momentos previos a una erupción o la formación de nuevos volcanes siempre generan ruidos que, cuando son escuchados por las personas cercanas, pueden llegar a generar pánico.
En México, recientemente un grupo de pobladores de las comunidades que se encuentran en las faldas del volcán Popocatépetl han reportado “ruidos extraños” saliendo del interior del volcán. Mediante la infraestructura instalada por Webcams México, recientemente fue captado uno de estos ruidos.
El micrófono de la cámara instalada en el domo del volcán grabó el ambiente a principios de octubre. A lo lejos, se escucha un inquietante coro de ladridos de perros a mitad de la noche, e inmediatamente después se escucha algo parecido a un grito espeluznante, un ruido que proviene directamente del interior del volcán.
Sin dejar de asombrarnos por esto, debemos entender que son procesos naturales que se manifiestan mediante el sonido, como en el caso de la reciente erupción en el Volcán de La Palma, en Canarias, donde la fuerza de las erupciones está arrojando a nuestro tiempo sedimentos del fondo marino de hace al menos dos millones de años y rocas de la edad jurásica, que tiene su propia manera de hacer ruido.
Esto es aquí, a nivel terrestre. Pero ¿qué hay de los ruidos del espacio exterior? ¿Pueden resultarnos tan terroríficos y abrumadores como los de aquí?
El ruido también asusta desde el exterior.
Lo poco que conocemos sobre el sistema solar y el espacio exterior en general ha dejado evidencia de la existencia de ondas de radio que viajan por todo el cosmos. Recientemente se detectaron misteriosas señales de radio de estrellas que, a decir de los científicos, sugieren la existencia de planetas ocultos.
Desde hace tiempo se sabe que los planetas del mismo sistema solar emiten ondas de radio cuando sus campos magnéticos interactúan con los vientos solares; pero no se habían detectado todavía señales de radio procedentes de planetas fuera del sistema solar, lo cual es un avance para la radioastronomía y podría ser el inicio al descubrimiento de planetas por toda la galaxia.
El planeta está cubierto por un manto de ondas electromagnéticas que permiten esta recepción de ondas de radio desde lejos. Es el Sol quien emana ondas electromagnéticas desde su corona, y bombardea la Tierra de manera constante, lo que puede provocar interrupciones en las comunicaciones satelitales, así como en los tendidos de luz eléctrica.
Ante este constante bombardeo, la Tierra cuenta con una magnetósfera que desvía gran parte del viento solar y hace las veces de un escudo protector. Esto se explica en el hecho de que el núcleo de la Tierra está compuesto por metal líquido, lo que la convierte en un enorme campo magnético.
Recientemente algunos científicos aseguraron que la barrera de la magnetósfera de la tierra se comporta en realidad “como si fuese la membrana de un tambor”, ya que al ser golpeada por el viento solar se producen ondas magnetosónicas, mismas que se propagan a lo largo de esta barrera para dirigirse hacia los polos; al final, las ondas regresan a la fuente de origen.
Sumado a esto, apenas hace unos días se dio a conocer que el rover Perseverance -el vehículo explorador enviado a Marte- logró capturar varias horas de sonido en suelo marciano, mientras la sonda BepiColombo reportó que pudo reconocer el sonido del viento solar golpeando Mercurio.
¿Te daría miedo escuchar esas ondas magnetosónicas? El terror sónico está por debajo de la Tierra, en su superficie y en el espacio que nos rodea. No hay nada que temer, solo escuchar.