Lo que amamos de Bahidorá 2022.

Interrumpido como todos los demás festivales por las restricciones provocadas por la pandemia, Bahidorá celebró su regreso a Las Estacas, en Morelos, a diez años de arrancar con su aventura para volver a compartir la música que nos hace querer que exista una unidad más profunda. Te mostramos lo que amamos de esta edición de Bahidorá 2022.

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El regreso a Bahidorá, nuevas reglas.

La pandemia reciente ha dejado cambios profundos en las maneras de convivencia social, y esto se ha visto de manera ejemplar en los festivales y conciertos al aire libre o bajo techo. El manejo de miles de asistentes a estos eventos ha tenido que modificarse y adaptarse a las exigencias sanitarias vigentes.

La edición 2022 de Bahidorá se realizó del 18 al 20 de febrero en Las Estacas, donde tradicionalmente se ha instalado su propuesta. Al corte de esta edición, se conformaron seis escenarios por todo el parque, con propuestas distintas en cada uno. 

La organización implementó un protocolo de salud donde se pedía certificado de prueba negativa de covid o certificado de vacunación con cuadro completo con un máximo de seis meses de su aplicación. Cubrebocas obligatorio, estornudo de etiqueta, evitar el contacto físico, respetar la sana distancia en áreas comunes, entre otras medidas pudieron verse por todo el carnaval.

El ambiente típico de Bahidorá regresó a Las Estacas, con las pasarelas interminables de outfits extravagantes que arman todos los asistentes, las instalaciones artísticas que aparecen de repente en el sitio menos esperado, y toda la propuesta musical vanguardista y holística, con actos que pocas veces pueden ser vistos en México, salvo aquí.

Aunque hubo medidas de seguridad y las recomendaciones sanitarias exigidas por la atención a los casos de covid, lo cierto es que se notó que muchos extrañaron la cercanía del carnaval y se arremolinaron alrededor de los malabaristas, las fogatas y los escenarios, para disfrutar de lo que se tenía preparado para este año.

La fórmula de Bahidorá.

Si algo nos gusta de Bahidorá es que siempre nos acerca a propuestas frescas y que tienen realmente algo que decir dentro de toda la producción musical que se cuenta en hits diarios por montones en las plataformas digitales. La curaduría de Bahidorá es atinada para mostrar la vanguardia sonora en industrias como la música electrónica o el hip hop, y dan la pauta a seguir sobre ritmos de distintas latitudes.

Hay para todo, ya sabes que puedes encontrarte con las últimas tendencias de la electrónica, vibras dub y reggae, llevar el paso con el nu disco y otras variantes para la pista del baile, o disfrutar de todo tipo de exploraciones ensayadas sobre el jazz y el funk. 

Sonorama, el escenario principal del festival, fue escenario de los actos principales, como Kings of Convenience que no habían regresado al país desde hace once años. Sin duda y a pesar de un par de problemas técnicos, fue un deleite tener en México a Greentea Peng, caracterizada por entregar un soul muy consistente y emulsionado con dub.

El escenario Asoleadero, justo al pie del río, fue el espacio perfecto para buscar nuevos flows como Chingona Sound, Sonora Mulata y Las Musas Sonideras. En La Estación se mezclaron escenas de muchos lados y además incorporando un bazar temático, donde Dawer x Damper reventaron con su romantic flow este stage, cerrando el domingo por la madrugada con Perreo Millenial.

Sin duda El Amate fue el escenario perfecto para bailar hasta desfallecer, con una muestra de la vanguardia en la música electrónica dirigida a la pista de baile con India Jordan y Chez Damier. Este ímpetu electrónico se retomó en El Umbral, el escenario que solo estuvo activo la noche del viernes y donde se presentaron actos como Verraco y Dj Minx, así como la conmemoración al club alemán Tresor.

Los momentos Bahidorá.

James Blake logró reunir a su alrededor a miles de asistentes en uno de los momentos más íntimos del Bahidorá. Fue tremendo el momento en que el británico decidió despedir su concierto con “Retrograde”, y después agradecer al público por el apoyo que han mostrado a los músicos en medio de la mierd@ de la pandemia.

Sin duda otro de los momentos entrañables del carnaval fue poder ver en el mismo escenario Sonorama el regreso de Black Box, llevándonos de vuelta a los night clubs noventeros donde el house sonaba a todo volumen. La voz de Katrin Quinol en temas icónicos como Strike it y Everybody, everybody, nos transportó de ida y vuelta a esos códigos del clubbing.

Siguiendo con la construcción de la fiesta, también fue un gesto enorme el celebrar dentro del escenario El Umbral el legado de 30 años del club Tresor en Alemania, pionero de la resistencia ante el clubbing tradicional desde principios de 1991, en un reconocimiento al empuje vanguardista y disidente que ha representado Tresor para el techno internacional.

También este año el Circuito de arte contó con la presencia de artistas contemporáneos de diversas disciplinas y países, como México, Inglaterra, España o Rusia, que conformaron una muestra colectiva de instalaciones efímeras.

La experiencia del regreso a Bahidorá fue positiva, y deja abierta la esperanza de lo que puede venir en los próximos meses para los grandes festivales y conciertos de música que están programados en México para lo que resta del año.

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