El techno de Berlín sale a protestar a las calles.

El techno es un personaje clave en la historia musical de Berlín, un ritmo que tomó por asalto la escena de clubes y fiestas desde los ochenta y que sigue marcando las tendencias de las pistas de baile en todo el mundo. Ahora sale a protestar a las calles para tomar lo que le corresponde.

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Techno y Berlín, uno mismo.

Básicamente la reunificación de Alemania, con el derribo del muro de Berlín, tuvo lugar en la pista de baile, en un ambiente de plena libertad social y personal. El movimiento techno empezó a inundar Europa desde principios de los noventa, con la influencia del sonido que surgió en Detroit, pero encontró en Berlín el lugar perfecto para crecer y crear una escena popular y saludable.

La atmósfera que trajo a la ciudad el derribo del muro tuvo mucho que ver, ya que dejaron de existir los toques de queda y las restricciones. Esto otorgó una oportunidad única para los fiesteros de poder perderse en el anonimato y disfrutar de los beats industriales y repetitivos del techno. 

Así, inició toda una cultura del club, las fiestas espontáneas y el ímpetu de apoderarse de lotes y bodegas desiertos para armar las fiestas. Pero la circunstancia que nos aqueja por estos meses ha llamado a los ravers a tomar las calles.

El coronavirus que amenaza a la noche berlinesa. 

Con el cierre de los lugares de fiesta en casi todo el mundo con la declaratoria mundial de pandemia por el Covid-19, la célebre vida nocturna de Berlín quedó apagada. 

La necesidad de fiesta es incontenible, y las personas que viven de la industria del entretenimiento y los espectáculos en vivo son quienes más han resentido la falta de apertura de los espacios que antes eran su forma de vida.

Apenas en julio de este año, cuando los fiesteros ya no aguantaron más, un grupo anónimo convocó a una protesta flotante sobre el río Spree. No se esperaban más de 100 participantes, pero la convocatoria fue tal que se reunieron hasta 400 embarcaciones y botes flotantes, que avanzaron sobre el canal Kreuzberg para invitar a las personas que estaban en las orillas a unirse a la fiesta y armar el desmadre en tierra firme.

Cientos de clubbers salieron a las calles como una muestra de apoyo a todos los venues que tuvieron que cerrar en la capital germana. Se logró una convocatoria de tal magnitud que las autoridades decidieron terminar con la protesta, donde el distanciamiento social prácticamente se olvidó para dar paso al baile y la cercanía entre los cuerpos.

Si bien la Comisión de Clubes de Berlín se deslindó de la organización de esta protesta, aseguró que las intenciones de quienes la organizaron no fueron malas, y recomendaron seguir los protocolos de distanciamiento social a pesar de que se levantaron las restricciones de aforo en las protestas que se hacen en Alemania.

La amenaza del coronavirus sigue afuera, y la incertidumbre sobre los clubes berlineses no se ha terminado. Es necesario apoyarlos para que cuando podamos regresar, la fiesta siga sonando.

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