David Bowie, la vigencia de la genialidad y la nostalgia.

David Bowie es uno de esos casos donde el ícono se convierte en leyenda aun estando vivo. La genialidad del británico no tiene paralelo, tanto que la calidad de su obra lo seguirá manteniendo vigente, tanto por la nostalgia de millones de sus fans como por la frescura que su legado lleno de genialidad sigue teniendo en la industria.

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La genialidad nunca pasa de moda.

Nunca será posible poner en unas cuantas líneas lo que fue y sigue siendo David Bowie. Podríamos intentar destacar sus credenciales de músico, compositor, actor, productor y diseñador gráfico; o bien, catalogarlo como un artista que estiró el punk, el rock, el glam y la sicodelia hasta romper sus fronteras, infiltrándose como un camaleón a cualquier espacio que quería. 

Con lo anterior seguiríamos cortos, porque Bowie siempre tuvo una ventaja kilométrica que lo despegó de los demás, incluso sus alter egos iban pasos adelante sobre sí mismo, que, si bien lo llevaron a obtener todo tipo de premios, ese jamás fue su objetivo. Nunca se aferró a un solo éxito y se definió a sí mismo como “un ladrón de buen gusto”, por buscar siempre la inspiración artística que le provocaron personajes como Syd Barrett, Bob Dylan, The Beatles, e incluso el thelemita Aleister Crowley.

Gracias a ese alimento de inspiración que fue nutriéndolo, David Bowie nos dejó universos excepcionales que salían de su cabeza, mismos que la industria musical supo capitalizar, y que quizá nunca llegaremos a comprender por completo. Ha sido una muestra de que los grandes genios de la cultura siempre tendrán un lugar en las generaciones siguientes a su propia existencia, generando todo tipo de mitos e interpretaciones.

El tránsito por diversas etapas, desde “The Thin White Duke” hasta llegar a “Ziggy Stardust”, nos deja ver que genialidad era lo que le sobraba. Su imagen inquietante, andrógina, incluso extraterrestre, dejó impactado al mundo por jugar con su propia sexualidad sin conceder a ningún rumor, desviando la mirada con su teatralidad e imaginería hacia donde quiso.

Más que disruptivo e influyente, Bowie ha trascendido etiquetas, géneros y públicos para colocar su arte en un altar de adoración, que brilla y nos baña con su luz pero que difícilmente podemos llegar a tocar… a menos que tengamos el poder de una industria que intenta desvirtuar el significado de su obra.

Su imagen iconoclasta dejó por el suelo los estereotipos de género, trasladando los traumas y preocupaciones de una cultura binaria hacia un terreno pleno de creatividad y propuesta artística que ha perdurado. Porque la música que escuchamos ahora no sería lo mismo sin el aura que Bowie inyectó sobre toda la industria, no solo a nivel de popularidad, sino que su influjo se extiende hasta las raíces más subterráneas. 

Desde grandes consagrados como The Rolling Stones y Queen, hasta las -en ese entonces- jóvenes promesas de la movida gótica y post punk como Bauhaus y Siouxsie & The Banshees, todo lo propositivo que existe en la industria musical mundial sigue teniendo una deuda impagable con él.

Photo by Sara The Freak on Unsplash

La nostalgia que alimenta a la industria.

¿Qué sería de la industria musical y del entretenimiento sin apelar a la nostalgia? Este sentimiento sigue siendo el gran móvil de muchas carreras que no han quedado olvidadas porque las seguimos recordando. Sin duda, la nostalgia nunca dejará de ser un combustible barato para mover fácilmente las nuevas tendencias para seguir generando dividendos.

Recientemente Warner Music anunció que adquirió el catálogo completo del genio británico, abarcando más de seis décadas y 26 álbumes de estudio. Los herederos del legado de Bowie consiguieron con esto al menos 250 millones de dólares, una cifra por debajo de los 500 millones que se rumoraban antes de la transacción.

Este acuerdo de adquisición también incluye “Toy”, el álbum póstumo que se acaba de publicar, el cual incluye nuevas grabaciones que se realizaron durante el año 2000, donde revisa canciones publicadas entre 1964 y 1971.

La industria no dejará de lucrar con su legado, primero con la publicación de una nueva colección bajo el título de “Brilliant Adventure (1992-2001), y con la reciente apertura de dos tiendas de merchandising de la estrella ubicadas en Londres y Nueva York.

También está en preparación la novela gráfica inspirada en la interpretación de Bowie en “The man who fell to earth”, basada en la novela de Walter Tevis, que podría aparecer a finales de este 2022 bajo el sello de Titan Comics. Incluso en su actuación dentro de esta adaptación, Bowie ya planteaba temas críticos como las guerras por el agua y las afectaciones del cambio climático, todo bajo la mirada heterocromática del alien humanoide que interpretó.

Los santuarios callejeros que surgieron de manera espontánea tras el anuncio de su muerte comprobaron el dolor genuino sentido entre sus escuchas, cuando apenas estaban digiriendo la aparición de su último y críptico disco “Blackstar”, aparecido un 8 de enero de 2016, tres días antes de su muerte.

Recién se cumplieron seis años del fallecimiento de Bowie, lapso en el que ha quedado demostrado que su legado de genialidad nunca dejará de fructificar, tanto para los fans e interesados en su arte, como para la industria que seguirá exprimiendo la nostalgia que nos invade al recordarlo.

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