¿Seguiste cayendo en el engaño del Blue Monday este año?

¿Se te pasó el tercer lunes de enero y no sabías que estabas triste? Mucho se ha dicho respecto a que el “Blue Monday” es el día más triste y deprimente del año, y a pesar de que es a todas luces un artificio, es interesante pensar en por qué ha funcionado y se ha metido en nuestra concepción del tiempo y los estados de ánimo.

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Origen a conveniencia.

¿Te sientes triste porque la Luna está en cáncer y hoy es Blue Monday? Quizá no quieres afrontar que tu tristeza tiene otro origen y no es necesariamente causada por un lunes cualquiera de enero ni por el efecto que una constelación pueda tener sobre el satélite natural de la Tierra.

El tercer lunes de enero fue denominado Blue Monday en 2005 por la agencia publicitaria Porter Novelli para la empresa Sky Travel, en una estrategia de marketing destinada a levantar sus ventas, ya que el año anterior tuvo una considerable reducción en sus reservaciones.

En realidad, Sky Travel encargó al psicólogo Cliff Arnall realizar un estudio para determinar cuál era el día más triste y deprimente del año, para vender más boletos de avión y paquetes de viaje, con la idea de ser el paliativo perfecto contra el Blue Monday.

Incluso, Arnall dijo haber creado una fórmula para calcular este día, que incluye variables como el factor climático, las deudas tras las fiestas decembrinas, el sueldo, los días posteriores a la Navidad, el plazo en iniciar un nuevo hábito, las motivaciones personales, y la necesidad de actuar para el mejoramiento personal.

Años después, para 2016, el propio psicólogo apareció en medios para desmentir la veracidad de esta fórmula y de la existencia del “día más triste del año” -claro, como si alguien jamás hubiera dudado de la cientificidad de su cálculo- aunque se desdijo cínicamente con el fin de favorecer otra campaña publicitaria, esta vez para llevar turistas a las Islas Canarias.

Por supuesto, no existe ningún fundamento científico que compruebe el hecho de que este lunes lo pasarás triste y alicaído. Solo demuestra lo efectiva que puede ser la publicidad como para hacer creer a millones de personas que el tercer lunes de enero es un día para estar tristes.

Lo que sí tiene algún fundamento es la llamada tristeza invernal, conocida clínicamente como Trastorno Afectivo Estacional (TAE), configurado como una forma de depresión que podemos llegar a experimentar cuando sentimos los efectos de la temporada invernal, ante el descenso de las temperaturas y la disponibilidad de menos horas de sol.

Entre los síntomas que una persona con TAE puede manifestar se encuentran la fatiga y el aumento de peso asociado a una alta ingesta de carbohidratos, comportamiento común que se conjuga con un estado de ánimo alterado y los hábitos de hibernación que conlleva la temporada de frío.

La cultura del Blue Monday.

Más allá de que se descubrió el artificio de la campaña de marketing para una empresa de viajes que aprovechó la necesidad de identificación de los consumidores, el recordatorio del Blue Monday ya ha creado diversas tendencias culturales, principalmente en las redes sociales.

De hecho, en nuestra cultura laboral moderna tendemos a asociar a los lunes con el mal humor, un día al que no queremos llegar porque marca el final del fin de semana y el inicio de otra semana de trabajo duro y quizá aburrido.

Por esto tiene sentido todo el hype alrededor de la estrategia de colocar al tercer lunes de cada enero como “blue monday”, generando todo un impacto con la viralidad que alcanzan este tipo de tendencias dentro de la cultura pop del siglo XXI.

Si hay algo positivo que nos ha dejado la “conmemoración” del día más triste del año, es que se ha configurado casi como un día para recordar “Blue Monday”, el hitazo de New Order que apareció por primera vez en marzo de 1983, y que sin duda marcó el rumbo mainstream del uso de guitarras y sintetizadores. Claro, si nos preguntas te diremos que respetamos y reconocemos el legado de New Order, pero creemos que la versión que hizo Orgy en 1998 es superior.

A parte de la efeméride musical, también ha sido útil para abrir el diálogo sobre la salud mental, en un contexto de entendimiento de la tristeza como una emoción universal y la depresión como un problema verdadero que amenaza la estabilidad emocional de las personas.

Para muchos el estar expuestos a campañas de este tipo puede darles un aliciente para continuar en la búsqueda de una personalidad, o llevarlos a pensar que está bien seguir una idealización romántica de un estado de ánimo, como el amor o la tristeza.

Motivos para estar tristes y deprimidos sobran, y no necesitamos que se llegue el tercer lunes de enero para recordar que hay problemas que como individuos y como sociedad nos agobian; con la configuración actual del mundo, sin duda tenemos toda la vida para tirarnos al drama y ser víctimas de tendencias que nos golpean en los puntos más flacos.

Siempre será mejor tratar de ver las cosas en su justa medida, sin exagerar sus efectos y repercusiones en nuestra vida. No tienes que esperar al Blue Monday para vivir a plenitud tu tristeza, ni tienes que guardarte los sentimientos que te molestan el resto del año.

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