Querétaro vs Atlas, el odio entre las barras termina en tragedia.

El odio entre aficionados de equipos rivales una vez más llevó a la violencia en las gradas de los estadios de futbol. Pero esta vez todo estuvo fuera de proporción, pasando de una riña entre “barras” a una tragedia que dejó decenas de heridos y al parecer también muertos. La pasión se desbordó y comenzó a aterrorizar a familias enteras que acudían a disfrutar de un partido de fútbol entre Querétaro y Atlas.

Barras en el fútbol mexicano.

Las barras de hinchas de equipos de fútbol no eran una práctica común en México hasta hace unos años que comenzaron a popularizarse, cuando incluso directivos de algunos equipos como Pachuca y el mismo Atlas comenzaron a importar este “modelo” de aficionados de las barras bravas de equipos sudamericanos.

De conformarse como grupos de aficionados que se reúnen para alentar a su equipo e incluso acompañarlos a juegos que se llevan a cabo fuera de su ciudad natal, las barras pasaron a funcionar casi como grupos de choque, incurriendo con frecuencia en actos vandálicos antes, durante y después de los enfrentamientos deportivos. Desde ir tomando en grupo camiones, vagones del metro, hasta ir haciendo desmanes en vía pública previo a su ingreso al estadio, llegan a tener enfrentamientos violentos con las barras del equipo rival.

Ante casos previos de violencia en los estadios, autoridades de la Liga MX han pedido a los clubes tener registro de la conformación de estos grupos de aficionados, pero en realidad existe un tremendo vacío de información al respecto, donde grupos ajenos a lo deportivo se han infiltrado en las barras para actuar como grupos de choque y promover disturbios a pedido. 

Las barras se han estudiado como un fenómeno sociológico de identidad, donde sus integrantes están envueltos por distintas realidades y dimensiones sociales: la pobreza, el desempleo, la falta de oportunidades, la estigmatización, el clasismo y otras circunstancias los atraviesan. Solo en un entorno con otros miembros de condiciones similares se encuentra identidad, aunque la pasión compartida por un equipo de fútbol nunca justificará que se llegue a la violencia.

La tragedia en las gradas y la cancha.

Las dolorosas imágenes de madres y padres de familia corriendo asustados para salvar a sus hijos de la turba violenta que bajaba desde las gradas fueron las primeras en causar indignación entre el público. Hacia el minuto 20 del segundo tiempo del partido entre Gallos Blancos y Rojinegros fue cuando todo se descontroló en la cabecera sur de las gradas del Corregidora, en la ciudad de Querétaro.

Los policías y la seguridad pública del estado no hicieron mucho, salvo la vista gorda, cuando vieron cómo los barristas de Gallos comenzaron a encapsular a la barra atlistas que viajó desde Guadalajara. El pique entre ambas barras ya tenía historia de violencia y agresión principalmente en redes sociales.

En las imágenes que comenzaron a circular por internet durante los primeros minutos de iniciado el lamentable espectáculo, se ve cómo son algunos de los elementos de seguridad quienes abren las rejas para que las barras pasen de un lugar a otro de las secciones entre las gradas para iniciar la persecución de los rivales para ir tras ellos y apalearlos.

Como un enfrentamiento de orden tribal, los barristas involucrados comenzaron la búsqueda del primer cuerpo con los colores del equipo rival, para golpearlos a como diera lugar. La aparición de picahielos, piedras, palos, cuchillos y hasta armas de fuego fue lo que confirmó el descontrol de la situación.

Charcos de sangre en los pasillos del estadio, cuerpos inertes, desnudos, que fueron humillados una vez estando indefensos, fueron resultados de la trifulca. A pesar de las crudas imágenes que circulación, el gobernador queretano, Mauricio Kuri señaló que no hubo muertos y que la seguridad del estadio depende del club que lo administra.

Responsables en el país de “no pasa nada”.

Los reclamos de la sociedad no se han hecho esperar. Miles están pidiendo la desafiliación de Querétaro y Atlas y se ha exigido a la Femexfut cancelar el resto del torneo hasta que se garanticen protocolos de seguridad en los estadios para impedir que una tragedia como la ocurrida en el Corregidora vuelva a darse.

El cinismo de autoridades locales y de la Femexfut al negar que hubiera muertos tras estos disturbios fue lo que generó indignación. Protección Civil de Querétaro habló de que solo había 22 heridos, “2 de ellos de gravedad”, mientras que el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaron aseguró que no había reporte de muertos. Mikel Arriola, el presidente ejecutivo de la Femexfut, también tuvo el descaro de asegurar que no había reporte de muertos y que “en solidaridad” con lo ocurrido se cancelarían el resto de los juegos de la jornada.

Días después de la trágica tarde en el Corregidora, se confirmó que al menos diez personas han sido detenidas por su participación en las agresiones. La directiva de Atlas aseguró que a partir de ahora su objetivo será identificar plenamente al 100% de las personas que ingresen a sus partidos en el Estadio Jalisco, para evitar que haya impunidad y casos como estos.

Por fin, la Liga MX resolvió vetar a todas las barras visitantes de los estadios, mientras la directiva del Querétaro sigue asegurando que no tienen ninguna relación ni apoya a ninguna barra de aficionados, a pesar de que hay evidencias de colaboración.

Por lo pronto, la Liga MX confirmó una serie de sanciones contra Querétaro, como el veto a su barra por tres años, un año jugando a puerta cerrada como locales, inhabilitación por 5 años de su planta directiva, entre otras de menor alcance, que dejó inconformes a quienes exigían la desafiliación del club.

El escritor Juan Villoro reflexionó sobre lo acontecido en Querétaro, haciendo hincapié en que el origen de la violencia no está en las gradas ni en la cancha, sino en los palcos: “Si los directivos carecen de ética deportiva ¿por qué habrían de tenerla los aficionados?”.

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