Monkeypox, el futuro que nos espera en el planeta de los virus.

Mientras las medidas sanitarias y las restricciones por la pandemia provocada por el Covid-19 se han relajado en gran parte del mundo, comenzaron a aparecer los primeros casos de un nuevo y muy alarmante virus. Se trata de la viruela del mono (monkeypox), que por lo que sabemos podría convertirse en la futura pandemia mundial.

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Monkeypox; otra vez culpen al mono.

Los titulares de los medios de comunicación se inundaron de la palabra “monkeypox” desde hace algunas semanas, haciéndonos recordar lo que pasó en los ochenta con el terror del VIH-Sida y su asociación con los monos.

La Organización Mundial de la Salud alertó en días recientes que es posible que se identifiquen más casos de viruela del mono a medida que se amplíe la vigilancia en países no endémicos.

Los casos confirmados y sospechosos se han registrado principalmente en Gran Bretaña, España y Portugal, así como en Bélgica, Australia, Francia, Alemania, Italia y también se reportaron los primeros en Estados Unidos.

De acuerdo con la información disponible, la transmisión de persona a persona está ocurriendo entre quienes tienen contacto físico cercano con quienes manifiestan alguno de los síntomas de este virus.

Si bien no suele ser mortal, hay que estar atentos a síntomas como la fiebre, los dolores musculares, inflamación de ganglios linfáticos, escalofríos, agotamiento y a las erupciones similares a la varicela que aparecen en el cuerpo.

La viruela del mono endémica normalmente se limita geográficamente a las regiones occidente y centro de África, mientras la identificación de casos confirmados y de sospechosos en otros países sin antecedentes de viaje a estas regiones está considerado como algo atípico, de acuerdo con la OMS.

Aunque la vacunación contra la viruela protege también contra la viruela del mono, el temor a ser contagiado es entendible puesto que la protección cruzada de la vacunación contra la viruela podría ser más efectiva solo en personas mayores, mientras hay poca inmunidad a la viruela del mono entre los más jóvenes.

¿Cómo surgió la viruela del mono?

Entre las historias detrás del origen de este virus existen disparates, verdades a medias y mucha información oculta. 

Fue en 1958 cuando se descubrió en monos esta viruela, presente también en roedores y detectándose por primera vez en humanos hasta en 1970.

Por supuesto, la viruela del mono ha convivido por miles de años con el mundo, y se han presentado algunos brotes en la era moderna como en 2003 y apenas el año pasado con algunos cuantos casos en Estados Unidos que no ameritaron una alerta.

Al parecer es un padecimiento menos fatal que el coronavirus y la variante Ómicron; pero con síntomas tan visibles como las llagas en la piel la viruela del mono está causando histeria y ciertos estigmas por su asociación con la comunidad homosexual.

Por ejemplo, los tres casos confirmados hasta finales de mayo en Bélgica fueron relacionados con Darklands, un gran festival fetichista que se llevó a cabo en la ciudad de Amberes y que congregó a contingentes de la diversidad sexual.

También en Reino Unido se ha detectado el patrón de que muchos de los enfermos son hombres que han mantenido relaciones sexuales con otros hombres, y cuyos casos han sido detectados en consultas realizadas en clínicas de atención a personas de la comunidad LGBT.

Aunque se han valorado algunas teorías respecto a que el virus ha mutado y ahora también puede ser de transmisión sexual, los epidemiólogos y virólogos británicos piensan que esto se debe a que el virus se ha seguido transmitiendo por el contacto de piel a piel, o de gotículas de saliva y fluidos.

Por eso se ha hecho un llamado “para que los hombres que son homosexuales y bisexuales y estén al tanto de cualquier erupción o lesión inusual se comuniquen con un servicio de salud sexual sin demora si tienen inquietudes”.

Las pandemias del futuro.

El 22 de mayo que acaba de pasar, la OMS celebró su Asamblea Mundial de la Salud, en Génova, en donde se presentó el nuevo “tratado de pandemias globales”, que refuerza su papel hegemónico en el mundo.

Mediante este tratado se pondría en riesgo la soberanía de las naciones, ya que, ante cualquier emergencia sanitaria, los países quedarían a merced de las medidas ordenadas por la OMS, como ya se comprobó con la cuarentena ordenada a raíz de la aparición del Covid-19.

Si empiezan a escalar los casos de viruela del mono podrían adoptarse nuevas medidas restrictivas, incluso más radicales que las que ya vivimos con el coronavirus.

No se trata de profetizar cuán peligroso podría ser este virus en relación con el control social, sino que la manera en que se presentan los hechos y la coyuntura no dejan de llamar la atención.

A finales del año pasado la OMS hizo una asamblea extraordinaria, la segunda en la historia de la organización, donde se votó el proceso para iniciar y finalizar este programa que tiene como fin último darle a la OMS poderes casi absolutos, encima de las legislaciones de los países miembros, que le daría la libertad de imponer todo tipo de reglas; una especie de gobierno no elegido por nadie.

Tampoco es casual que el gobierno de Estados Unidos haya comprado más de 13 millones de vacunas contra la viruela del mono, a pesar de que los casos reportados en este brote reciente en ese país no son tantos todavía, lo que podría interpretarse como una previsión adecuada o como un abono a la histeria, como si esperaran que esta viruela se fuera a propagar a gran escala.

El miedo como herramienta de control no dejará de rendir frutos para las agendas impulsadas desde los organismos supranacionales como la OMS, que ya han metido en el imaginario colectivo la idea de que tendremos que aprender a sobrevivir en el planeta de los virus, bajo sus propias reglas.

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