Elecciones 2021, el poder político de las redes sociales y los ‘influencers’.

La encrucijada electoral de este año te tiene entre la espada y la pared. Nada nuevo. El fondo no ha cambiado, pero las formas de hacer política en redes sociales ponen en evidencia el oportunismo más cínico que hayas podido ver. Bienvenido a la nueva realidad política, donde los “influencers” tienen el poder para gobernarnos con memes y ocurrencias.

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Influencers, pan y circo de la vida política.

Hablando de influencers y política, resulta ineludible referirse al caso de Nuevo León. Solamente acuérdate cómo construyó su campaña el candidato de Movimiento Ciudadano, Samuel García, que lucró hasta la saciedad con la figura de su esposa, Mariana Rodríguez, una reconocida influencer en la que prácticamente apoyó todo el peso de su propuesta.

De ser simplemente la “esposa influencer” del candidato de Movimiento Ciudadano al gobierno de Nuevo León, Mariana Rodríguez cumplió funciones de community manager, asesora, coordinadora de estructuras territoriales del partido; en fin, cubrió prácticamente todas las posiciones operativas que requiere una campaña política, y con su presencia le dio el triunfo electoral a su esposo.

Esta pareja arrastra señalamientos de estafas, fraudes, empresas fantasmas, lucro con recursos públicos, además de críticas por el estilo de vida que promueven en sus redes sociales. Esto sin ignorar las denuncias interpuestas ante la fiscalía general de la República por lavado de dinero y uso de recursos de procedencia ilícita. Aún así, el poder de convocatoria que desplegaron en sus redes sociales los llevó a la victoria en las urnas.

Otro caso que se presentó en esta coyuntura electoral fue el del Partido Verde, que una vez más, como en el periodo electoral de hace tres años, utilizó a influencers para violar la veda electoral, pagándoles por tuits, historias en Instagram y menciones en sus redes para promover “las propuestas” del PVEM. El INE, con el letargo que acostumbra, salió el mismo día de la jornada electoral a “regañar” con un comunicado el cinismo de este partido.

El panorama que se observa desde ahora en la política mexicana, con el cambio generacional en curso entre las altas cúpulas partidistas, es el de la necesaria inclusión de herramientas de campaña en redes sociales, como los influencers y los contenidos pagados, para obtener los triunfos electorales que buscan, en una tendencia que ya es irreversible y que podría dejar de lado a los medios tradicionales.

La evolución del “cuarto poder”.

En las décadas pasadas se hablaba de la prensa y los medios de comunicación como “el cuarto poder”, por su fuerza para influir en la vida pública del país, y que era usado por el estado para garantizar su permanencia.

En los años recientes, con las redes sociales afectando los resultados en el tablero del juego político, la influencia de los medios de comunicación tradicionales ha venido a menos, quitando del ideario colectivo el concepto de “telecracia”, cuando era notorio el peso político de las televisoras.

El último ejemplo de ese poder de las televisoras fue cuando se especuló con la relación del exmandatario Enrique Peña Nieto y la actriz Angélica Rivera, pero en realidad se trataba de esa otra forma de generar empatía con el pueblo, al vincular a las figuras políticas que buscaban un cargo público con los íconos de la cultura popular promovida por las televisoras; algo que sin duda marcó toda una época de la forma de hacer política con el matrimonio público entre el PRI y Televisa.

Actualmente, a la mayor parte de la ciudadanía le da igual que “los intelectuales” tradicionales firmen en gangbang sendos desplegados en diarios y revistas, aullando por “la amenaza a la libertad de expresión”. Tiene más peso político una frase banal como “fosfo fosfo” para ganar una elección y borrar de un tiktokazo la mancha rancia de la política tradicional.

La Ciudad de México siempre ha marcado las tendencias políticas a nivel nacional, y con los resultados del reciente proceso electoral, se nota una profunda polarización, que puede tomar mayores dimensiones si la discusión sigue trasladándose a las redes sociales.

Sin lugar a duda, la elección de este año quedó marcada por el poder político de las redes sociales y los influencers, de los memes y de la división social causada por diferencias banales. Son factores de la nueva realidad política del país.

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