El detonante de la nueva escalada en el conflicto.
Durante el último viernes del Ramadán de este año en la Explanada de las Mezquitas, en pleno corazón de la ciudad vieja de Jerusalén, como cada ocasión en que se celebra, grupos de palestinos radicales comenzaron a instigar a los asistentes a enfrentarse con la policía de Israel, a pesar de que cada Ramadán las fuerzas locales están ahí para proteger tanto a los musulmanes que asisten a esta conmemoración, como a cristianos y judíos.
Tras lanzar piedras y fuego contra los policías, los radicales palestinos huyeron para esconderse en la mezquita Al Aqsa, provocando con estas acciones la profanación de un sitio sagrado, ya que las fuerzas del orden entraron en el lugar para hacer justicia y arrestar a los provocadores. A partir de aquí, el juego en el que entra la visión desde Occidente es a quién creerle, y dependerá del video que hayas visto primero.
Pallywood: la manipulación mediática.
El conflicto árabe-israelí es en extremo complejo de entender desde Occidente, donde a menudo simplemente formamos nuestra opinión basados en las imágenes de bombardeos y las explicaciones torpes e ignorantes de los conductores de los canales de noticias; cuando la realidad es que no conocemos siquiera la cultura milenaria de la que emanaron estos pueblos.
Precisamente, debido a este desconocimiento, los intereses de una y otra parte son defendidos a capa y espada, incurriendo la mayoría de las veces en la manipulación mediática, valiéndose del hecho de que es muy difícil que desde fuera podamos conocer a profundidad la realidad de un conflicto con tantas aristas.
En medio de la incertidumbre y la ignorancia que cunde en los medios noticiosos internacionales, el término Pallywood fue acuñado justamente para designar a la manipulación mediática que han utilizado las células radicales palestinas para dar su propia versión de los hechos ante la mirada internacional.
Tal es el caso de los enfrentamientos recientes, donde los miembros de estos grupos se dedicaron a filmar la supuesta irrupción de la policía israelí en un sitio sagrado para profanarlo con su presencia, a pesar de que acudieron ahí como consecuencia de la persecución de los palestinos que habían iniciado los ataques y provocaciones en la Explanada de las Mezquitas.
Es injusto que pequeños grupos radicales profanen incluso sus propios sitios sagrados, como en esta lamentable experiencia ocurrida en Al Aqsa, donde convirtieron un lugar de adoración musulmana en un estrado para hacer política de la manera más violenta, llenando de piedras el interior de la mezquita, desde donde siguieron atacando a la policía israelí, e incluso lanzaron objetos hacia el lado oeste del muro, en un intento por lastimar a civiles judíos.
Esta manipulación mediática es parte del Pallywood, que se vale de todo tipo de artimañas y montajes, como los videos de menores de edad que le gritan de frente a los soldados israelíes y que se viralizan a toda prisa, apelando al sentimentalismo en las redes sociales. Esto se consume y se comparte sin reparar en el hecho de que incluso en muchos casos los propios padres de estos menores los envían como una forma de provocación, buscando una reacción violenta de parte de las fuerzas armadas.
El conflicto en Gaza a merced del terrorismo y las fake news.
Tenemos que llamar a las cosas por su nombre: tanto Hamás como Al Fatah son organizaciones que han recurrido a la política terrorista, usando una estrategia en donde explotan a las víctimas civiles de un conflicto político para lanzar ataques desde sitios vulnerables, como escuelas u hospitales, sin importarle la seguridad de los propios palestinos.
La autoflagelación se ha convertido en la estrategia para inundar las redes sociales de fake news para justificar los intereses particulares de estas organizaciones, en una despliegue de hipocresía que se ha mostrado indolente con el sufrimiento de su propia población, en medio de la inestabilidad política en Palestina que no ha logrado la unidad, donde Hamás se ha quedado con la autoridad en Gaza, dejando Cisjordania bajo el mando de Al Fatah.
Incluso desde esferas como la Unión Internacional de Eruditos Musulmanes (IUMS) se condenaron “los crímenes de lesa humanidad” perpetrados por las fuerzas de Israel en contra de palestinos, haciendo un llamado abierto a las instituciones musulmanas vecinas de Gaza a tomar acciones “en contra de las políticas sionistas” mediante la violencia, la yihad y el autosacrificio, alabando las “heroicas operaciones” de grupos de jóvenes yihadistas palestinos desplegados en el frente de batalla en Jerusalén.
Países como Jordania y Turquía no han dudado en lanzarse contra Israel, llamándolo “estado terrorista” tras estos recientes enfrentamientos, dejando claro de qué lado están observando el conflicto y sus intereses, mientras Estados Unidos hizo un llamado a restringir cualquier tipo de violencia, pero sin negar el financiamiento que inyecta permanentemente a Israel.
Como parte de la reciente escalada en el conflicto, el ejército de Israel ordenó el despliegue de tanques a la Franja de Gaza. Las fuerzas de seguridad de Israel han continuado respondiendo a los más de mil 800 misiles lanzados hasta la fecha por Hamás, y no se ve margen para cesar los ataques “hasta que la calma sea total y a largo plazo”, de acuerdo con Benny Gantz, ministro de Defensa de Israel.
Mientras, Isamel Haniyeh, líder de Hamás, aseguró que si Israel quiere seguir con la escalada ellos están preparados, “y si quiere terminar, también estamos preparados”. Hamás y las células yihadistas islámicas siguen lanzando ataques, principalmente sobre la ciudad costera de Ascalón, al suroeste de Jerusalén.
Desde Occidente, no se trata de tomar partido en un conflicto que desconocemos, ni ponernos los colores de una bandera o una causa por seguir modas y tendencias consideradas políticamente correctas, sino de entender que nuestro criterio no puede quedar a merced de la manipulación y de los intereses oscuros que puedan tener los líderes de uno y otro movimiento.
Se ha acusado a Israel de sostener una lucha asimétrica contra Palestina, con una capacidad bélica muy superior y contando con el financiamiento de Estados Unidos y gobiernos europeos. Eso es el estado de Israel, desde sus políticas de seguridad y defensa; pero no pueden equipararse conceptos como el sionismo, el colonialismo o el imperialismo con el judaísmo, no son sinónimos; así como las intifadas, el terrorismo y el yihadismo no son sinónimos del islam, y es por esta razón que el conflicto está lejos de terminarse.
La población civil, tanto musulmana, judía y cristiana, es la que queda desprotegida y perpleja ante la confusión causada por el bombardeo de noticias manipuladas, en medio de un conflicto que ya no está en el terreno de lo religioso y lo espiritual, de la posesión de los lugares sagrados, sino en una lucha de demostración de fuerza y poder político sobre la ocupación y el reclamo por territorios.