La sharía y las mujeres.
Desde el triunfo del Ayatola Jomeini en la revolución iraní a finales de los setenta, los elementos presentes en el islam ganaron importancia en la conformación de la República Islámica de Irán, gobernando bajo la ley sharía.
Esta ley sharía es la base del derecho islámico, construida con normas que rigen el código de conducta y la moral de los ciudadanos, todo con fundamento en el Corán, el libro religioso del islam, donde se establecen de origen las cosas permitidas y prohibidas desde el punto de vista moral en beneficio de los musulmanes.
La antigua secularización del sistema legal de Irán fue derogada y sustituida por la sharía como fuente de derecho, colocando al clero como sus intérpretes oficiales, llevando la legislación iraní a una inusual combinación entre principios democráticos con pilares teocráticos.
Esto ha hecho evidentes las contradicciones entre la sharía y la democracia, haciéndola incompatible con los derechos humanos que exigen los organismos internacionales como la ONU, que se han pronunciado especialmente contra la manera en que son tratadas las mujeres y niñas en Irán.
Las mujeres y las niñas siguen siendo tratadas como ciudadanas de segunda clase en Irán, de acuerdo con las resoluciones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, señalando acciones lamentables como la violencia doméstica, los miles de matrimonios forzados de niñas entre 10 y 14 años, así como todo tipo de discriminaciones arraigadas en las leyes y prácticas en ese país.
Por ley, una niña de 13 años puede casarse, mientras que las más jóvenes pueden casarse con el consentimiento judicial y paterno. Desde restricciones en apariencia no violentas, como la obligatoriedad para las mujeres de usar un pañuelo en la cabeza mientras están en público; aquellas que no usen un hiyab o que muestren parte de su cabello, enfrentarán castigos que van desde una multa hasta el encarcelamiento.
El marco legal actual es débil para proteger a las mujeres de la violencia en la calle y en la casa, además de la discriminación de género que está impregnada en prácticamente cada rincón de la infraestructura judicial, donde las mujeres son tenidas como “ciudadanas de segunda clase”.
Los “crímenes de honor”.
Las acusaciones de organismos internacionales de derechos humanos han denunciado que este tipo de crímenes ocurren bajo un sistema legal y funcionarios que atacan a todas las instancias defensoras de los derechos de las mujeres.
Estos “crímenes de honor” se explican en el abuso basado en el honor, que incluye el matrimonio forzado donde las niñas son llevadas al extranjero para casarse con extraños, el control coercitivo, la mutilación genital femenina, agresiones, amenazas de muerte, tentativa de asesinato y asesinato.
Cuando una mujer llega a traicionar la confianza del esposo se vuelve “un asunto de familia” y el marido decidirá cómo conducirse para defender su honor y el de su familia, como si tuviera el derecho a cometer un crimen de honor contra las mujeres por haberse negado a un matrimonio forzado, por pedir el divorcio, por engañar a su marido, o por abandonar el hogar.
Hasta 450 mujeres pudieron haber sido víctimas de crímenes de este tipo en 2019, de acuerdo con las cifras más actuales disponibles. Tienen sanciones mínimas en el código penal de irán, mismo que autoriza a un hombre a matar a su mujer y a su amante si llega a ser testigo de un adulterio.
Por el estado de cosas de la legislación tradicional de raíz islámica -un islam con su propia interpretación de la sharía- los entes internacionales de poder como la ONU han exigido al gobierno y líderes iraníes elevar la edad mínima para contraer matrimonio y promover programas y políticas para reducir estas prácticas contra las mujeres.
El caso de Mona.
Hace un par de semanas se registró un caso reciente de estos crímenes de amor y honor en Irán, donde un hombre fue captado caminando frente a una multitud sosteniendo la cabeza de su esposa decapitada tras asesinarla.
Sajjad Heydari decapitó a su esposa adolescente de 17 años, Mona Heydari quien además era su prima. Lo más inquietante de esta tragedia fue que Sajjad fue visto sonriente mientras paseaba con la cabeza de su esposa y un cuchillo, esto en la ciudad de Ahvaz, al suroeste de Irán.
Luego de una discusión, Mona decidió huir a Turquía. Sajjad logró traerla de regreso a Irán donde finalmente la asesinó. Ahora está arrestado mientras la policía encontró el cuerpo de una mujer en su casa.
De acuerdo con los expertos, la responsabilidad entera de que se hayan difundido por todo el mundo estas imágenes a través de las redes sociales es de las autoridades iraníes, encendiendo nuevamente el debate internacional sobre la violencia que se ejerce en Irán contra mujeres y niñas.
“Las autoridades iraníes permitieron la bárbara decapitación de Mona Heydari, una novia niña, por buscar el divorcio de un matrimonio violentamente abusivo, y tienen toda la responsabilidad”, aseguró Yonah Diamond, un abogado internacional de derechos humanos al hablar del caso.
El Centro para los Derechos Humanos en Irán, con sede en Nueva York, acusó que el gobierno iraní es tan responsable de la muerte de Mona como sus asesinos, porque fue un caso que pudo haberse evitado si el gobierno hubiera promulgado leyes contra prácticas crueles como el matrimonio infantil y la violencia doméstica.