Decomiso en el “santuario”.
Black Jaguar-White Tiger está localizado al sur de la Ciudad de México, en las cercanías del pueblo de San Miguel Ajusco, funcionando desde 2015 como un santuario para grandes felinos rescatados y otras especies en peligro de extinción. En las faldas del Ajusco, este santuario privado comenzó a ganar relevancia por la visita frecuente de personajes famosos que acudían a dejar algún donativo y a pasar tiempo con los animales.
En redes sociales fueron populares los recorridos que hacían las celebridades por las instalaciones del santuario, así como también los videos donde el dueño de este, Eduardo Serio, se veía conviviendo muy de cerca con tigres, leones y monos, lo cual le hizo ganar mucha simpatía entre las personas, que veían en él a alguien realmente preocupado y ocupado por cuidar a estos animales.
Pero esta imagen positiva del rescate y cuidado de animales en ese santuario cambió recientemente, luego de múltiples denuncias por el maltrato y las malas condiciones en que vivían los animales, por lo cual elementos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), llevaron a cabo un operativo para el rescate de esta fauna desprotegida.
Casi 200 especies, entre leones africanos, tigres, pumas, y jaguares, además de 17 primates y dos coyotes, fueron aseguradas por autoridades mexicanas luego de ser encontradas en malas condiciones dentro de las instalaciones del santuario.
Contrario al “trato digno y respetuoso” que prometían los administradores del recinto, las especies fueron encontradas en malas condiciones, con signos evidentes de desnutrición, deshidratación y descuido en general.
Desde marzo pasado un ex trabajador del santuario colaboró con grupos de activistas y presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República, en donde afirmó que los espacios de confinamiento no tenían medidas de seguridad adecuada y los animales morían de hambre, y que incluso se aprovechaban los restos de los que fallecían para alimentar a otros.
Ni Profepa ni Semarnat se han pronunciado sobre si estas autoridades habían sugerido llevar a los animales decomisados a este santuario o si se habían realizado inspecciones previas al lugar, por lo que hasta el momento Black Jaguar-White Tiger solo está resguardado por la Policía de la Ciudad de México y no ha sido clausurado, y tampoco existe una orden de aprehensión contra Eduardo Serio.
Maltrato animal, desvío de recursos y tráfico de especies.
Respecto al financiamiento del santuario, Eduardo Serio mencionó que los donativos cayeron hasta en 70% durante la pandemia, sumado a que los insumos para mantenerlos, como el caso del pollo con el que eran alimentados, del cual Serio afirmó tener “facturas de cómo ha subido el precio en los últimos meses”.
Ante los videos de animales desnutridos y con heridas expuestas, rodeados de alimento echado a perder, Serio explicó que más del 80% de los animales que llegan a estos santuarios llegan con fallas genéticas: “son videos reales, pero han sido sacados de contexto”, sentenció Serio, quien ya tiene denuncias en su contra, ante lo cual dijo “lo legal no me preocupa, no he hecho algo de lo que me tenga que arrepentir”.
Pero Yahel Ruiz, ex trabajadora de este santuario quien comenzó a laborar en el lugar a principios de la pandemia en 2020, relató que le pareció raro que muchos ambientalistas y colegas no quisieran apoyarla en su decisión de colaborar con este supuesto santuario.
Ruiz dijo que personas cercanas al proyecto le aseguraron que había pruebas de que se estaban desviando los recursos; que si bien bajaron los donativos durante la pandemia “siempre hubo flujo de dinero, estaba entrando dinero a la fundación y los fondos se estaban desviando para pagar la casa de la novia de Eduardo, en Houston”.
Hay muchas personas que sacaron cuentas bancarias para ayudarlo a recibir los donativos, y se tenía toda una red de triangulación para que el dinero siempre llegara a Eduardo Serio, y el banco está todo el tiempo bloqueándole las cuentas, de acuerdo con el testimonio de Yahel Ruiz.
La Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México, mediante su representante Cristopher Estupiñán, denunció que en ese santuario se ha llevado a cabo el tráfico de especies, con transacciones que sugieren una serie de delitos financieros y opacidad. Las crías eran vendidas y comercializadas, aseguró el representante de la asociación.
Durante los últimos años varios grupos de activistas y periodistas como la joven Gabriela Gutiérrez han estado denunciando las condiciones en que eran mantenidos los animales en ese santuario y el mal manejo que ha hecho Eduardo Serio para beneficiarse económicamente de la situación, apelando al sentimiento de protección de la vida de los animales resguardados.
Todos contra ‘Papa Bear’.
Eduardo Serio es un personaje peculiar. Hijo de Eduardo Moisés Salomón, uno de los orquestadores del Monexgate, y profundo admirador del expresidente de México, Carlos Salinas de Gortari, recibió todo el apoyo del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Todo fue mediante funcionarios de ese entonces como Guillermo Haro, de Profepa, y el anterior titular de la Semarnat, Rafael Pacchiano, ya que esta instancia es la encargada de determinar el destino de los ejemplares de vida silvestre que son decomisados, entregados voluntariamente o rescatados, y fueron a parar en esos años a este santuario.
El autonombrado “Papa Bear” tiene plagado el feed de la cuenta de Instagram del santuario con fotografías de “sus niños”, como llama a los ejemplares rescatados, y de frases de Osho sobre el crecimiento espiritual. Desde el mes de mayo comenzó a hacer una serie de publicaciones que dejan ver que sabía que se venía una fuerte polémica.
Siendo el presidente y director del refugio, acusó a los medios de “hacer mierda” su trabajo tras la polémica por el maltrato a los animales. Aseguró que los videos que han circulado son verdaderos, pero se defendió explicando que “así llegaron los animales” a ese santuario.
Ahora Eduardo Serio es acusado por todos lados, desde excolaboradores del santuario y activistas de la conservación de especies, como Arturo Elías Allende y Ernesto Zazueta, de la AZCARM. Para defenderse de quienes lo señalan de criar especies para después venderlas de manera ilegal, Serio ha revirado asegurando que en realidad es Zazueta quien sí cuenta con permisos de las autoridades –“legales pero inmorales”- para vender animales exóticos y sus partes, como colmillos, garras, piel, etcétera.
Además, Serio ha acusado que Zazueta es socio del propio Elías Allende y lamentó que Yahel, su excolaboradora, lo haya “vendido” a ellos.
El tema está lejos de resolverse. Lo que la situación deja ver son conflictos que pasan de lo personal a las instituciones, de la manipulación mediática a la falta de actuación seria por parte de las autoridades.
Los animales en cautiverio dependen enteramente de sus cuidadores, por lo que es obligación de los propietarios de este tipo de santuarios el procurar condiciones óptimas para la sobrevivencia de estas especies y otorgarles un trato digno, y de las autoridades del sector hacerse cargo de aplicar las leyes vigentes.
Como siempre, la naturaleza queda en manos irresponsables, a la deriva de los egoísmos, el lucro y la indiferencia.