Adiós nieve. El cambio climático arrasa con el turismo invernal.

Tal vez desde México nos es un poco ajeno el turismo de nieve, aunque muchas familias sí pueden darse el lujo de acudir a los principales resorts de esquí a nivel mundial para pasar unas elitistas vacaciones de invierno. Lo que es evidente es que el calentamiento global y el cambio climático están chingándose la nieve y amenazando con esto la industria del turismo invernal.

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Lo que el cambio climático le hace al invierno.

Todos hemos padecido los impactos del cambio climático y los eventos de climas extremos en todo el mundo. Vaya, hasta en el patio trasero de nuestras casas lo hemos notado.

En muchos de los destinos de invierno cada vez se presentan más eventos de “todo o nada”, una que otra ventisca, o solo una temporada de puro polvo en lugar de nieve. Los cambios radicales en los patrones del clima han estado borrando las fronteras que marcan el cambio claro de una estación a otra.

Para las personas y comunidades cuyo modo de vida depende de una temporada invernal bien marcada, lo impredecible de la falta de nieve puede traducirse en una caída estrepitosa en sus ingresos, convirtiéndose en un indicador económico contundente de las afectaciones del cambio climático.

Ante los embates del cambio climático, la industria turística invernal podría evolucionar para asegurar su sobrevivencia, cuestionarse cuál es el impacto que causa en cada destino, y qué se debería implementar para promover una economía más responsable sin quitarnos la oportunidad de disfrutar de las actividades en lugares nevados.

La industria del turismo invernal amenazada.

Pensemos en que toda la indumentaria como los trajes especiales, abrigos, fibras de distinto tipo y hasta los dispositivos para la práctica del esquí y otros deportes sobre nieve, forman parte de la cadena económica de este sector turístico.

Tan solo la temporada pasada, la cantidad de nieve en la parte occidental de Estados Unidos tuvo una caída de al menos 40% de manera acumulada, que no se presentaba desde principios de los ochenta, afectando zonas típicamente beneficiadas por el turismo invernal, como Colorado y Nevada. 

Con esta caída en los índices de nieve, la temporada de se redujo al menos 34 días, y de acuerdo con proyecciones de las principales agencias inmobiliarias, se estima que para el 2050 el valor de las propiedades en zonas de resorts para esquí, como Aspen y Vail, puedan perder su valor en 15%, debido a que los inviernos tenderán a ser más cálidos.

Esto es relevante y preocupante debido a que industrias como los deportes de invierno contribuyen al menos con 20 billones de dólares a la economía estadounidense cada año, y la mayoría de ese gasto se registra justamente en los resorts para esquí.

A pesar de las prácticas sustentables que implementan muchas de las empresas del sector inmobiliario que son propietarias de estos hoteles de lujo y desarrollos residenciales en destinos de invierno, se está viendo que no son suficientes y que ponen en riesgo la sostenibilidad financiera a largo plazo.

Precisamente, como parte del esfuerzo que hacen las empresas por ahorrar, han incurrido en prácticas un poco cuestionables, como la fabricación de nieve y la compra de propiedades en sitios con mayor cobertura climática y geográfica, dejando atrás los destinos y ubicaciones que ya no les son rentables.

Otras soluciones que se han propuesto es que las temporadas de esquí se hagan más cortas y menos dependientes del factor climático, como una estrategia de negocios que pueda ayudar a bajar el riesgo para las inversiones en esta industria.

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