Vaya días que nos ha traído el coronavirus. Nos dejó sin la posibilidad de acudir a los sitios que nos encantan para echar trago, condenándonos a un confinamiento por recomendación. Tal vez, durante los primeros días, pensamos que eran unas merecidas vacaciones. Pero con el paso de los días en esta situación, muchos sentimos que la cosa iba en serio, justamente cuando se empezó a agotar la cerveza en los anaqueles y refrigeradores de las tiendas.
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Agarrar la bolsita ecológica y salir a dar el rol por las tienditas a buscar cerveza se convirtió en una actividad cotidiana durante estas semanas. Muchos llegamos a pagar un sobreprecio ridículo por el elixir de malta, incluso por marcas que jamás imaginamos que compraríamos. Todo con tal de pasar un poco menos tristes nuestros días de encierro. Fue un pequeño susto, nada más la puntita, para que pudiéramos sentir cómo en un dos por tres todo lo que dábamos por sentado se puede esfumar.
¿Cómo será la vida nocturna a partir de esta experiencia? Los bares, antros y centros nocturnos deberán pensar en maneras distintas de atraer a sus clientes y mantenerse vigentes en medio de las nuevas exigencias sanitarias y de convivencia. Algunos han sugerido el resurgimiento de los speakeasy, como en los tiempos de la prohibición, que se trata de bares secretos o clandestinos, a pesar de que experimentos de este tipo ya habían surgido en la Ciudad de México y se tuvieron que despedir a partir de esta cuarentena, como el Jules Basement.
Podemos esperar muchos cambios en la forma de echar fiesta a partir de ahora. La eterna fila en el antro, o andar de bar en bar prolongando la noche quizá sean cosas que quedarán atrás. Las reuniones pequeñas y planeadas podrían ser la nueva normalidad. Lo que es un hecho es que no vamos a dejar de tomar, mientras exista el alcohol la fiesta se arma en cualquier lugar, aunque sea en casa, acompañado en una reunión virtual, así de lejitos.