Zona Maco 2022, la relación amor-odio con el arte contemporáneo.

La polémica siempre ha rodeado a la idea general que se tiene sobre qué es el arte contemporáneo, generado debates inacabables tanto en la academia como en los museos, los artistas profesionales y el mercado del arte. Amada por unos, odiada por otros, Zona MACO ha sido blanco de ataques y lienzo en el que han quedado las imágenes de la discordia que crea la existencia del arte contemporáneo.

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¿Esto es contemporáneo?

Lo contemporáneo es lo que nos vincula con nuestra época en la cual coexistimos, y que nos obliga a que asumamos la reflexión sobre lo actual, sobre el pasado y el futuro. 

De manera genérica en el mundo del arte, lo contemporáneo es una discordancia que no se ciñe a problemas formales, técnicos o estéticos de las prácticas artísticas, sino que apela a lo que afecta su uso social, tratando de dejar perplejo al espectador y lograr sacarlo de sus casillas para que se pregunte “¿y esto qué significa?”.

La deformación de la realidad para provocar nuevas ensoñaciones y posibilidades es la aspiración de las obras de arte bajo la modernidad. 

Picasso y Las señoritas de Aviñón son un ejemplo del valor que adquiere la deformación de la realidad bajo la mirada de un artista. Ya nadie debería copiar a Picasso, ni a Botero, ni ningún otro artista caracterizado por tener un arquetipo de obras, que crean un lenguaje que puede expresar muchas cosas por sí mismo, que se condensa en sí mismo.

El arte contemporáneo en la práctica es el intento de establecer unidades de medida para la producción artística aparecida desde las fronteras del modernismo del siglo XX hasta la actualidad, donde la diversidad de escenas y mercados crece y vuelve difícil tener una imagen definitiva de lo que es el mundo artístico contemporáneo.

Logrado el ideal distintivo del modernismo en el arte, la posmodernidad ha obligado a que los productos artísticos queden en medio del conflicto entre la estética y el arte contra la economía y los mercados del arte. La oferta contemporánea tiene como entornos favoritos las galerías exclusivas y las ferias como Zona Maco.

Foto: Cortesía ZsONAMACO

Zona MACO, amor y odio por el arte contemporáneo.

Quizá no hay evento igual a Zona MACO que muestre en México la actualidad del arte contemporáneo local e internacional. 

Se ha convertido en un referente para bien y para mal; para bien porque acerca propuestas que estimulan el debate y la producción de nuevos proyectos artísticos, y para mal por las representaciones que otros sectores ajenos al arte se hacen de manera distorsionada.

La imagen del mamador yendo y viniendo por los pasillos y salas de los museos, quejándose de la mercantilización descarada del arte que se da en espacios como Zona MACO, es un estereotipo que se ha quedado en la mente de quienes intentan acercarse a entender el arte contemporáneo, sin dar espacio a la formación, al estudio y apreciación de formas de arte que pueden llegar a intimidar o ser incomprendidas.

Por supuesto, existe también la necesidad de expresar lo que está desproporcionado en ferias de arte como Zona Maco, asumiendo las responsabilidades de las polémicas que esto puede generar.

Tal ha sido el caso de los ataques permanentes de críticos como Avelina Lésper hacia el arte VIP (Video-instalación-performance) que se exhibe preferentemente en las galerías y ferias de arte contemporáneo, como si los artistas, galeristas y curadores fueran unos timadores y embaucadores.

Voces como las de Avelina, que, si bien han abierto el debate sobre el arte contemporáneo, también han sido sacadas de contexto y enarboladas para externar mensajes a todas luces ignorantes y precipitados sobre lo que es y no es el arte contemporáneo, recurriendo de inmediato a la ridiculización y a generar odio alrededor de una escena artística.

El hecho de que existan charlatanes y timadores que colocan cubetas con agua en una sala de exhibición, o un zapato con un globo amarrado a mitad de un pasillo, y quieran justificar estos dispositivos como “arte contemporáneo” solo porque les tienen todo un aparato crítico de referencias preparado para mantenerlos en pie, no implica que el arte contemporáneo no exista o que esté alejado de los espectadores.

Por eso es que Zona Maco 2022 se vuelve necesario para observar cómo se generan estos odios y amores entre los visitantes y las obras catalogadas como arte contemporáneo.

Las propuestas en Zona Maco 2022.

Del 9 al 13 de febrero se realizó Zona MACO 2022, con más de 200 expositores, el Centro Citibanamex volvió a convertirse en la sede de la feria, tras las etapas más graves y restrictivas de la pandemia. Todo en un intento de revivir lo tangible, en ser más presenciales y recurrir menos a zoom, combatir las criptomonedas y los NFT’s con presencialidad en una feria activa donde las pequeñas galerías y artistas buscan expandir el mercado para las obras de sus artistas.

La idea es poner en contacto a galerías, expositores, artistas, coleccionistas, profesionales y público en general, para lo cual se renovó por completo la disposición de los espacios para las galerías dentro de los pasillos, permitiendo que todo luciera como si se tratara de la atracción principal, como destacaron representantes de la famosa galería Gagosian.

Dentro de las propuestas que mostraron más arrojo pudimos ver a Maia Contemporary, ubicada en la capital, donde destacó un muñeco de color violeta que tiene la forma de una deidad zapoteca, bautizado como Pitao Cocijo. Esta pieza que parece una edición especial de Darth Vader es obra del artista oaxaqueño Sabino Guisu. 

Tres piezas del trabajo escultórico de Amor Muñoz fue traído por Colector a Zona Maco, dejándonos apreciar una visión futurista de convivencia entre organismos vivos y dispositivos tecnológicos, mediante piezas fundadas en la biología y la informática.

La ames o la odies, Zona Maco es una alternativa a las tendencias repetitivas de otras ferias, acercándonos el arte latinoamericano contemporáneo.

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