Ubicada como la droga más espantosa del mundo, el krokodil adquirió notoriedad por la mala fama. La mayoría de las sustancias tienen un lado oscuro que nos hace correr de ellas de inmediato, pero con el kroko esto se vuelve especialmente espeluznante.

Aunque en la calle te la puedas encontrar como “la magia rusa”, “la heroína de pobres” o la “droga zombie”, de hecho, el singular nombre del krokodil proviene justamente por las escamas de gangrena que empiezan a aparecer en la piel de quienes la usan, en un estado anterior al comienzo de la descomposición del tejido.

Solamente imagina cómo le caería a tu cuerpo una mezcla asquerosa de raticida, residuos de pasta base y codeína, para un efecto tres veces más potente que la heroína que podría prolongarse hasta por dos horas.

La mayoría de las sustancias tienen un lado oscuro que nos hace correr de ellas. En el pantano estás jodido, el krokodil se dará un festín contigo.

Hace unos veinte años se empezó a producir y consumir esta droga en Rusia, como sustituto barato de la heroína. Un junkie ansioso pensó que era buena idea trabajar en una síntesis de pastillas de codeína y cuanta chingadera se encontró debajo del fregadero; desde productos químicos domésticos, ácido clorhídrico, cerillos, gasolina, disolventes, hasta un tierno raticida.

Al ser un sustituto para la morfina, químicamente se ha catalogado al kroko como desomorfina, que de hecho se patentó como morfina sintética en Estados Unidos alrededor de 1930, y se utilizó para tratar los dolores intensos, al ser diez veces más potente que la morfina original, pero se descubrió que en realidad no tenía ningún uso médico aceptable.

Muchos usuarios prefieren fabricar sus propias dosis en casa, exponiéndose así a mayores riesgos de salud, por no saber “cocinar” la mezcla o ponerle ingredientes que no necesariamente se van a diluir por completo para crear la desomorfina.

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Quienes se han inyectado la droga han llegado a desarrollar infecciones, la clásica piel de cocodrilo, y diversas ulceraciones cutáneas extremas. Además, el uso a largo plazo los puede llevar a tener serios daños en venas, infección en tejidos blandos e incluso terminar en la amputación de algún miembro. La muerte sólo es el paso siguiente.

Es sabido que Estados Unidos tiene casi una epidemia de adictos a la heroína, y el temor de que los dealers estén repartiendo krokodil en lugar de la chiva, es latente. Si bien la DEA ha minimizado la penetración del kroko en territorio americano, la posibilidad de que los consumidores de heroína prefieran migrar al krokodil por ser más barato no debe desestimarse. En México, hace algunos años hubo reportes de casos en Jalisco y estados fronterizos como Chihuahua y Baja California, y aunque en muchos casos quedaron a nivel de leyenda urbana, el temor a encontrársela permanece.

Por eso no te claves, o no podremos sacarte de ese pantano. Te echaremos la mano, pero tu brazo ya solo podría ser un hueso a punto de disolverse.