¿Te animarías a probar tres de los tragos más odiados?

Qué difícil es pensar en que exista un trago que no nos guste. Todavía más complicado de entender sería que un bartender no quiera prepararte un trago específico porque simplemente lo aborrece. Te invitamos en esta entrega a conozcas algunos de los tragos más odiados por quienes los consumen y quienes los preparan. ¿Cuál es el que tú no te tomarías, aunque te pagaran por ello?

closeup-of-martini-glass-with-olives-on-wooden-table-in-resturant-fresh-drink-tasty-drink-alcoholic-drink-min Los-tragos-más-odiados louis-hansel-yLUvnCFI500-unsplash-min

No abuses del amable servicio del bartender.

Entras a un bar y llegas directo a la barra, donde esperas que el cantinero a cargo te reciba con la amabilidad de siempre y con los mejores tragos.

En general, cualquiera que esté al frente de una barra estaría feliz y dispuesto a ayudarte a encontrar el trago perfecto para ti, o bien, complacerte con tu favorito si ya lo conoces la carta de memoria y siempre pides el mismo.

Como en cualquier otro empleo, no importa que te encante lo que haces y lo disfrutes, pero hay cosas con las que simplemente no estás dispuesto a lidiar porque tal vez es una cuestión de principios.

Quizá en una larga jornada sirviendo tragos solo estás esperando terminar el turno y largarte a casa, justo al momento en el que entra al bar un grupo con una orden muy particular que te extirpa el alma, aunque seas el bartender más experimentado.

Estamos de acuerdo con que el personal de la industria de la hostelería está ahí para dar el mejor servicio posible, pero no olvidemos que siguen siendo personas sensibles y que pueden verse en un dilema cuando los límites del sentido común en una orden son rebasados.

¿Crees que tienes la razón en pedir cualquier trago que se te ocurra o estás dispuesto a escuchar la recomendación experimentada de tu bartender?

Te dejamos una lista con tres de los tragos más aborrecidos tanto por los encargados de la barra como por los parroquianos.

Photo by Louis Hansel on Unsplash

Semen de pitufo.

El famoso pitufo azul, azulito o semen de pitufo, se ha ganado a pulso una horda de detractores que lo aborrecen hasta ponerse azules del coraje. El trago inspirado en la caricatura belga que nos acompañó durante la infancia adquirió una mala fama por la mezcla tan fuerte y desproporcionada de sus ingredientes.

Sabemos que en muchos barrios de México el pitufo es el favorito para seguir la peda durante toda la madrugada, porque eso sí, pega bastante duro.

El llamativo color azul se debe a su ingrediente estrella, el boost, una bebida energizante que se mezcla con soda de limón, vodka, Curacao azul y hielos. Solo con estos te queda el clásico “azulito”, pero si lo quieres convertir en semen (palabras limpias), deberás agregar crema de coco y leche evaporada, y si es tu gusto sustituir el vodka por el ron que tengas a la mano.

White Russian.

Sí, no podemos negar que estamos frente a un clásico de la coctelería. Quizá si estás en tu casa como The Dude, el personaje central de The Big Lebowski, no tendríamos inconveniente en que te prepares todos los rusos blancos que quieras; pero después de medianoche en medio de un bar atestado de clientes, quizá deberías pensarlo mejor.

Al ser un trago no precisamente equilibrado en sus ingredientes, debes entender que tiene su momento y lugar oportunos para prepararse. Katy Gueste, una veterana de la industria que sirve tragos en Nueva York aseguró que una vez le negó un White Russian a un cliente que se lo pidió en un club a las dos de la mañana: “tenía todos los ingredientes para hacerlo, pero le dije que no. ¿Quién confía en los lácteos de un club nocturno a esas horas?”.

Te recomendamos que esperes a llegar a casa, y con la habilidad del personaje interpretado por Jeff Bridges en esa cinta de culto, agarres todo el hielo que te quepa en la mano y lo avientes a tu vaso, le tires vodka, licor de café y toda la crema o leche que quieras. Tómatelo hasta que te chorree por el bigote y baje por tu quijada. Total, estás en tu casa.

Martini.

El epítome de la sofisticación es estar en la barra de un bar con un Martini al lado mientras de fondo un pianista toca un aburrido soft jazz.

Aunque para muchos pueda ser una imagen idílica, lo cierto es que otros tantos no soportan la fanfarronería de los mamadores que acuden a las barras y los speak easy solo a evocar esa aura de esnobismo.

¿Qué te separa de pedir solo un trago de vodka frío en un vaso de ser tan esnob? Solo la palabra Martini, un par de aceitunas y una copa bonita. Por supuesto, nunca será equiparable ese mismo vodka servido en un vaso que solo se llenará hasta la mitad, que verlo en una cristalería fina. 

Xania Woodman, una camarera que sirve en Utah, comentó que cuando alguien le pide un Martini con una aceituna ella le pone tres, “en un intento de desplazar el volumen y que se vea más lleno. Pero es lo más triste y vergonzoso que tengo que hacer”.

Entiende que ni en tus mejores sueños te vas a ver tan sofisticado y confiado como Daniel Craig en Casino Royale dando las indicaciones para que te traigan un Dry Martini como a ti te gusta, aunque te sepas de memoria la receta. Olvídalo.

Claro que existen muchos otros cocteles odiados, pero creemos que estos son buenos ejemplos por las razones que te expusimos: el balance deficiente en sus ingredientes, el momento y lugar equivocados para pedirlos, y la imagen que das al tomártelos.

¿Ya le has entrado a alguno de estos tragos? ¿Cuál crees que nos faltó en la lista?

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